20 de julio de 2019. Todo el mundo planificaba su festejo del Día del Amigo. Salvo el padre (en ese entonces seminarista todavía) Martín Nacusi, que no había acordado una salida con ninguno de sus grupos. Coincidentemente Viviana Tejada, la catequista de la Medalla Milagrosa, tampoco. Bastó un llamado por teléfono para unirlos en el cerro Tres Marías, quizás para emular aquellas costumbres de jóvenes de ir a la naturaleza para celebrar fechas especiales. A ellos se sumaron tres chicos de Acción Católica y del coro de esa misma parroquia del barrio Bancario. Justamente a ese ascenso no sólo lo recuerdan como una experiencia gratificante y feliz -porque leyeron un pasaje de la Biblia sobre la amistad que de antemano fotografiaron con el celular y rezaron- sino como el puntapié inicial de una actividad que cambiaría su vida, y la de muchos más.

Es que sin pensarlo ni organizarlo ese fue un paso clave para un movimiento de fe que nació en San Juan, que va ganando día a día miles de peregrinos, de distintas parroquias, inclusive seminaristas y curas de otras diócesis, al punto que tuvieron que armar grupos por edades o por situaciones de vida. Pero además, tienen intenciones de poder replicarlo en otros sitios del país con geografías similares. “Trekking y palabra”, tal como se llama ese servicio que crearon, es la razón para poder seguir haciendo “sínodo” que es ese caminar juntos, en comunidad, según explican los involucrados. Inclusive han tenido salidas eventuales con sus “hermanos evangélicos porque compartimos los mismos valores de amor a la naturaleza, amor a Jesús, amor a la palabra y fraternidad”, indican los cuatro pilares que sostienen cada salida a la montaña.

Aquella vez, hace 5 años, ni bien bajaron de la travesía, todos los concurrentes coincidieron en una pregunta: ¿Cuándo volvemos? Fue más pronto y más nutrido que lo que pensaron. Porque un amigo trajo a otro y así fueron multiplicándose los asistentes y los lugares, también las propuestas: a veces es la oportunidad para confesar y hasta para hacer misa en las alturas. A diferencia del año pasado que celebraron el Domingo de Ramos en un cerro, esta vez, dispusieron de varias salidas como preparación de la Semana Santa, para meditar la Cuaresma. 
 

El gran templo de la creación

Siempre se piensa que el mejor ámbito para encontrarse con Dios, es en un templo. Sin embargo ellos desafiaron los límites y la contención de un edificio entendiendo que si bien “es cierto que hay lugares consagrados por los cultos para sus celebraciones religiosas, desde el altar, las imágenes, la luz y son los más propicios para el encuentro con Dios, esta experiencia de Trekking y palabra propone como complemento descubrirlo en el gran templo de la creación, en esa obra majestuosa que él ha hecho, por esto la invitación de ir a la montaña -que es algo propio de nuestra geografía-, es la posibilidad de maravillarnos, de asombrarnos, de poder mirar con otros ojos eso que quizás es parte de la rutina. Sin lugar a dudas, cuando uno sale dentro de este clima de fe, de oración y vas en comunidad peregrinando, vas descubriendo como Dios está ahí, en belleza de una flor, de una mariposa, de una piedra, en la inmensidad de una paisaje que pareciera no tener fin, en las inclemencias del tiempo, el Señor nos va hablando. La propuesta es ir a su encuentro también en palabra, por eso llevamos textos de la Biblia dejándonos sorprender por su obra creadora”, dice el sacerdote que luego de pasar cuatro años misionando en Caucete, desde hace un mes está al frente de la parroquia de los Santos Cosme y Damián en Villa San Damián, en Rawson, sin embargo no abandona las salidas a la montaña.

La elección simbólica por las cumbres o las cimas si bien fue fortuita, también fue una fuente de sentido. Ni más ni menos “la montaña ha sido uno de los escenarios donde el Señor se ha ido manifestando y ha ido interactuando con diferentes personajes de la Biblia: el encuentro con Moisés, con el profeta Elías, la entrega de los diez mandamientos al pie del Sinaí, entre tantos otros, por eso la montaña también desde la fe ha sido un punto, un vértice, donde se encuentra la humanidad. El ascenso a la montaña es sin lugar a dudas un ascenso espiritual, no meramente geográfico, ni mucho menos deportivo”, agrega Viviana Tejada, quien coordina junto con Martín y muchísimos guías, animadores y ayudantes de logística en cada una de estas aventuras.

Por esa importancia espiritual, es que la palabra no tiene un lugar menor. “Tiene esa luz y ese mensaje para dar otro paso y como estamos convencidos de que todos somos responsables de la misión, todos somos parte del pueblo de Dios y podemos caminar juntos, escucharnos, aprender y reflexionar, invitamos a quien quiera a buscar un texto y la dinámica para proponer adonde lleguemos como cima. Esto ha enriquecido la propuesta y es una oxigenación para el alma -porque rezamos- y para el cuerpo porque nos movemos en la naturaleza”, coinciden.

De todos modos, aclaran que este no es un grupo de running, ni competitivo, ni llegan a ninguna meta. La idea es hacer cumbre o alcanzar la cima de una montaña, si se puede. Si no, el lugar donde llega la mayoría es el ideal para generar un espacio de reflexión y oración. 

“La montaña te pone en conocimiento de tus capacidades pero también de tus límites. Te das cuenta de la resistencia que tenés, de tus capacidades físicas pero también al caminar en comunidad, sea que vayas más rápido o más lento, corroborás hasta dónde tenés paciencia, comprensión y empatía, liderazgo, solidaridad. Siempre nos sorprende y nos deja un eco en el corazón de cada vivencia”, resume el presbítero que confiesa que nunca tuvo intenciones de predicar su fe en los cerros. Los únicos acercamientos que había tenido hasta que empezó a caminar con “Trekking y palabra”, fueron las experiencias compartidas con el padre Eduardo Gutiérrez -su director espiritual- que lo invitaba en el proceso de discernimiento espiritual a hacer caminatas en la montaña y rezar y con su formador en el Seminario, el padre Víctor Hugo Gallardo, un apasionado por la naturaleza y la bicicleta. Con él y sus compañeros hicieron una travesía en el Refugio Las Tumanas que considera como su “bautismo en la montaña”.

Preparados para la aventura

Saben que no es fácil ir a la montaña. Para eso hay reglas: la convocatoria es abierta pero aclaran que hay que cumplir algunas recomendaciones prácticas para hacerlo desde llevar un calzado acorde (evitar las suelas lisas por el riesgo a resbalarse), ropa cómoda (aparte de gorra y protector solar), cargar mucha agua (mínimo 2 litros). Es fundamental portar un botiquín y tener un seguro de vida.

Algunos de los peregrinos llevan sus propios bastones de trekking, aunque el grupo ya ha podido adquirir, entre otros elementos, sogas y handies. 

Aparte de generar una preparación mental -y en muchos casos pedir intenciones a modo de motivación- para el desafío físico, es clave llevar una comida de marcha dulce y salada, para recobrar energía a mitad del camino.

A caminar se ha dicho

Las salidas son una vez al mes. Siempre se busca que el recorrido sea distinto, aunque por lógica van repitiendo circuitos. Ya han pasado por El baño del Indio, el cerro Parkinson, el cerrillo Barboza y el río en Ullum, el Cerro Negro, el Cerro El Puma, entre otros. Incluso el Parque Aconcagua y el Circuito El Salto (en Potrerillos) Mendoza, el Cerro Uritorco en Córdoba. 

Hay salidas que son de medio día pero otras que se extienden por más tiempo. Han hecho recorridos diurnos y hasta nocturnos.

Cada grupo -los adultos que tienen a Santiago Apóstol como protector, los niños que tienen como patrono a San Juan Bautista, los adolescentes a María del Camino, una advocación creada por el grupo y al beato Pier Giorgio Frassati, y el nuevo camino que es para integrar e incluir a personas con diferentes diagnósticos a Mama Antula, aparte se hace una salida familiar – tiene la libertad de salir cómo y cuándo quiere, eso sí toda la comunicación se hace para que se sume todo aquel que quiera por un grupo de Whatsapp y por sus redes sociales (@Trekking y Palabra en Instagram y en Facebook), donde se puede enviar un mensaje privado para recibir más información.

 

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Grupo “Trekking y Palabra”