La reciente tragedia en la que murieron siete personas durante el día de la Fiesta Nacional de Holanda, marcará durante muchos años estas celebraciones. A pesar de ello, en la Casa Real de los Países Bajos (como más se conoce el reinado de Holanda) se sigue pensando en que ha llegado la hora de la renuncia de la reina Beatriz, en favor de su hijo mayor y primer heredero, el príncipe Guillermo Alejandro, esposo de la princesa Máxima (Zorreguieta), argentina de nacimiento. Es tradición en esta monarquía, que los reyes (en realidad las reinas, porque el destino quiso que los últimos soberanos sean mujeres), cedan el trono en vida a sus descendientes legítimos, según la línea sucesoria oficial.

La dinastía de los Orange no tuvo reyes varones desde 1884, cuando falleció el rey Guillermo III, antes de que pudiera reinar su hijo, también llamado Guillermo. La sucesión se resolvió con Guillermina, su hermana. A ella sucedieron otras dos mujeres, su hija Juliana, y su nieta Beatriz, la actual reina, que llega al trono al abdicar en ella su madre, en 1980, quedando así al frente de la Casa Real de los Orange-Nassau, creada en el siglo XVI, y también como máxima autoridad del Estado, si tenemos en cuenta que Holanda posee como forma de Estado una monarquía constitucional.

Por ello, cuando en estos días, incluso antes de la tragedia sufrida hace dos semanas, cuando un hombre en su coche embistió a una multitud frente a la familia real durante la celebración que se realiza cada año, dejando como saldo 7 muertos y varios heridos, comenzó a trascender la decisión real de cumplir con un cambio en el trono, por el cual el príncipe Guillermo Alejandro será el primer rey después de casi un siglo de matriarcado. Un año atrás, una encuesta reveló que el 80 por ciento de los holandeses pensaban que el príncipe heredero ya poseía suficiente madurez para reinar.

Hay que recordar que Holanda es uno de los países con más alto bienestar de Europa y la corona ha sido un apoyo permanente en ese devenir de permanente crecimiento. A su vez, entre las nueve monarquías parlamentarias europeas (Inglaterra, Bélgica, España, Dinamarca, Noruega, Suecia, Luxemburgo, Liechtenstein y Holanda), de las 29 que reinan en el mundo, Holanda no es la excepción frente al concepto que indica que hoy no podría ejercerse un poder personal absoluto como sucediera en tiempos pretéritos en todas las naciones de Europa, ni tampoco ser instrumento de una oligarquía como lo fue entre los visigodos.

Beatriz Guillermina, "por la gracia de Dios, Reina de los Países Bajos, Princesa de Orange-Nassau", es también duquesa de Mecklenburg, princesa de Lippe-Biesterveld, y otros numerosos títulos que vienen siendo usados desde la antigüedad por los monarcas de la dinastía y reasumidos por primera vez desde 1813, con Guillermo II. Si bien la reina Beatriz no lleva oficialmente el apellido de su marido, los tres hijos de ambos sí conservan el apellido paterno: Guillermo Alejandro (1967), Juan Friso (1968) y Constantino (1969).

Podríamos decir que los recientes sucesos tienen parangón con los movimientos violentos que tuvieron lugar en los días previos y en el de la celebración de la boda de Beatriz con Nicolás von Amsberg, el 10 de marzo de 1966, aunque en aquella ocasión no hubo que lamentar muertos. Claus, como se le conoce al consorte de la reina, era un ciudadano alemán que sirvió como ayudante de la defensa antiaérea de la Marina de Hitler, y estuvo destinado en Italia con la 90ª división de tanques de los nazis. En Holanda, persistía entonces el espíritu germanófobo, ante tanto sufrimiento provocado por la ocupación nazi. Pero tras una larga polémica, Claus logró ser "perdonado" y autorizado a casarse con la princesa, hoy reina.

Máxima no sería reina

Los periodistas que hemos cubierto durante varios años la vida y sucesos de los reyes europeos y sus familias, pudimos observar detalles que no son comunes a las nueve monarquías parlamentarias europeas. Así, mientras en España, Suecia, Noruega y Bélgica la esposa o el esposo del rey o de la reina se denominan rey o reina (consortes), en otros, como el caso de Holanda, el esposo de la reina, sigue siendo príncipe. Por ello, si bien el príncipe Guillermo Alejandro se convertirá automáticamente en rey (Guillermo IV o Alejandro I), el mismo día de la abdicación formal de su madre (o en caso de muerte repentina de ésta en el trono), no necesariamente su esposa pasará a ser reina, ya que no es tradición en Holanda que así suceda. El esposo de Beatriz, fue siempre "el príncipe Claus" y lo mismo sucedió con los consortes de su madre Juliana y de su abuela Guillermina. Sobre la base de esta costumbre, no hay seguridad de poder decir que Máxima se convertirá en reina consorte, salvo que haya un cambio puntual en esta ocasión y por primera vez. No obstante, es seguro que la gente la llamará "reina" y muchos periodistas no habituados al lenguaje de las monarquías no dudarán en hablar de "la reina Máxima".

*Periodista. Especializado en monarquías europeas, ha publicado numerosos artículos sobre estos temas.