“Pedimos la reparación de la Huella Minera Troncal sobre todo para que sirva ante casos de emergencia y que nuestros productos sean reconocidos en otras provincias por su origen”, dijo Paulino Villafañe, presidente de la Cámara de Productores Mineros de Valle Fértil, que reúne a productores de cuarzo, mica y feldespato de ese departamento. En forma simple resumió los principales intereses expresados por los mineros vallistos en una reciente audiencia con Alberto Hensel, ministro de minería provincial, y funcionarios de esa cartera.
Según Villafañe, el encuentro trajo buenas perspectivas ya que dejó el compromiso de una visita en breve por parte del ministro y su equipo a Valle Fértil para un reconocimiento de las huellas mineras.
La Huella Minera Troncal por la que pidieron los productores se extiende por cerca de 25 kilómetros desde Ruta Provincial 510, Ríos Los Talas, y va hasta San Agustín atravesando una serie de accesos a minas como Quebrada de Cachiyuyo, Quebrada de la Ramada, Turbante, Algarrobo, Quebrada de Usno y Corral Grande entre otras. La gente del lugar conoce este recorrido como la “Costa del Valle” porque, valga la redundancia, costea los ríos Usno y San Agustín, ambos los que a mediados de febrero de 2014 se desbordaron por intensas lluvias dejando aisladas a las poblaciones aledañas por cerca de 90 días.
De allí su importancia como ruta alternativa de emergencia ante las lluvias estivales que cada tanto sorprenden a los pobladores con su intensidad. “Está en mal estado y gran parte de la huella está inhabilitada, por eso pedimos su reparación. Es importante tanto para la comunidad como para los mineros que debemos hacer uso de ella por nuestro trabajo”, comentó Villafañe.
Según la fuente, en la actualidad las huellas que funcionan son las de San Agustín y la que va hacia Usno, así como la huella Quimilo – Los Bretes. “La de Río Los Talas – Los Bretes, está medianamente en condiciones, por suerte este año no hemos tenido crecidas tan dañinas. Todo esto es lo que queremos mostrarle a los funcionarios cuando nos visiten”, dijo Paulino.
Otro de los puntos importantes para estos pequeños productores mineros es la obtención de la indicación geográfica de sus minerales. Una indicación geográfica es un signo utilizado para productos que tienen un origen geográfico concreto y cuyas cualidades, reputación y características se deben esencialmente a su lugar de origen.
Por lo general, la indicación geográfica consiste en el nombre del lugar de origen de los productos; es bastante más común encontrarlo en productos agrícolas, siendo en San Juan “el melón de Sarmiento”, el ejemplo emblemático.
Poder comenzar a vender sus productos diferenciados como “cuarzo de Valle Fértil”, por ejemplo, sería para los productores un importante valor agregado. Los vallistos tienen en San Luis, Córdoba y Mendoza los principales mercados de sus productos. De acuerdo a Villafañe, en el caso de Córdoba y San Luis, que son importantes productores de cuarzo a nivel nacional, compran mineral a Valle Fértil para mejorar sus productos.
“Es sabido en el ambiente que el cuarzo de Valle Fértil es de excelente calidad, pero al momento de poner un precio la cosa cambia. En San Luis la tonelada de mineral puesta sobre camión cuesta 1.300 pesos, mientras que aquí sale entre 550 y 660 pesos la tonelada puesta en camión. San Luis ya tiene su nombre y eso vale; nosotros podríamos lograr lo mismo, no estamos hablando de cualquier cuarzo sino del cuarzo de Valle Fértil”, concluyó Paulino.
Otro de los puntos es que el mineral del valle se vende en bruto, por lo que una planta de procesamiento in situ, anhelo de los productores, permitiría mejoras en los precios además de nuevas fuentes de trabajo.

