Diego Cataldo, coordinador de producción de la planta agroindustrial de Molinos en nuestra provincia nos recibió entusiasmado para esta nota. Es que, realmente, cuando se juntan las partes interesadas y hay buena disposición inicial (y mucho esfuerzo detrás), se puede llegar a buen puerto. Y este es un caso para dar a conocer al público en general.
Nos contó el joven que dentro de los programas de desarrollo de la empresa, existen los grupos de mejoras, en los cuales participan los operarios, los supervisores, los jefes, y todas las líneas de la firma; la intención es analizar un caso y verlo desde distintas ópticas de los puntos en conflicto. Son grupos de 6 a 7 personas, que identifican un inconveniente y fuera del horario habitual, realizan reuniones para solucionarlo. Un pedido se hace una idea, y a la práctica.
Es así que se propuso agilizar el ritmo de trabajo con la planta de congelados y en el caso del brócoli, bien especifico, se hizo realidad una necesidad que es la "floreteadora".
Agregó Cataldo que anteriormente este paso se hacía totalmente a mano, con suma lentitud y además, gran riesgo por parte de las personas.
Ahora todo es a máquina. Se trata de una herramienta semi-mecanizada, con corte tipo guillotina, dejando de lado el cuchillo. En cuanto a automatización es un avance, y sobre seguridad industrial, otro avance importante. El uso de cuchillos no va más.
Desde la empresa nos pusimos en contacto con la gente de Gaudium y de ahí, directamente a ver soluciones potables. El resultado está a la vista, indicó se optimizó un paso fundamental en función de una necesidad, por ello estamos conformes y agradecemos tener estas posibilidades en San Juan, de automatizar procesos.
Por su parte, Edgardo Galán, sanjuanino y realizador de varias invenciones mecánicas junto con sus socios de Gaudium, el ingeniero Leonardo de la Vega y Rogelio Toro, comentó que en 3 meses aproximadamente estuvieron haciendo preguntas y consultas, hasta dar con el prototipo ideal para llegar a contar en la fábrica con una máquina que ajustó fino la altura de corte, reguló la separación de tallo y flor, y agilizó al extremo este paso en el proceso.
Desde abril hasta fines de agosto están recibiendo brócolis de las numerosas hectáreas trasplantadas en San Juan por esta firma, y se intenta optimizar la labor de campo e integrarla con la industrial. A campo, los controles (supervisores) intentan que sea homogéneo el tamaño de las cabezas de los brócolis, de manera de hacer más simple la tarea de la máquina. Además, hay un protocolo de corte de brócoli, que se debe cumplir.
Según Galán hay ideas que no se proponen y hasta hay sanjuaninos que no saben que hay empresas que realizan automatizaciones mecánicas aquí, en la provincia, tanto para el agro como para otros fines. En este caso se partió de una inquietud, es así que hoy el beneficio es mutuo, entre los interesados.
En síntesis, mencionó, en nuestro trabajo se hacen las propuestas, luego el proyecto, previo presupuesto y de ahí al prototipo industrial.
Hay que apostar a la creatividad local, hay gente con materia gris, disponibilidad de insumos y ganas de hacerlo, quizás lo más valorable.

