Así comenzó a crecer, cada vez con más adeptos, y hasta llegó a convertirse en un boliche. Ahora la apuesta se redobló y Kitek pasó a ser un bar -como en sus comienzos-, pero con muchas más opciones: Un patio cervecero, cuatro barras diferentes, mesas de todo tipo y tamaño para deleitarse con tapas o tablas y un lugar especial para los que quieran bailar que no interfiere en nada a los otros espacios.

Con esa misma intención y para que la gente pueda charlar, se puede escuchar música, ver videos, o bandas en vivo, con niveles apropiados a este tipo de lugares.

En el patio de cerveza, además del tradicional chop, se pueden degustar más de 20 tipos de cervezas nacionales e importadas.

La carta cuenta con todo tipo de tablas, incluso para vegetarianos y celíacos para que todos puedan degustar de de una amplia variedad de propuestas. Las barras también cuentan con vinos, cócteles con y sin alcohol, licuados. Acompaña la música nacional e internacional de los años 80 y 90.

El espacio ha sido acondicionado no sólo para jóvenes que buscan pasarla bien si no también para familias y gente adulta.

El opcional de boliche es otra de las novedades en este lugar totalmente remodelado por los arquitectos Ricardo y Gerardo Suárez. Prevalecen los colores rojos y tierra con toques de madera que dan calidez a un estilo minimalista, ideal para diferentes edades.

Al mismo tiempo dispone de espacios para fiestas o eventos especiales como despedidas, casamientos o cumpleaños.

Mabel y Héctor Pérez, sus propietarios, señalan que "la intención fue volver a las raíces de Kitek, que nació como un bar, pero ahora mejorado y con gran énfasis en el servicio al cliente".