En San Juan gran cantidad de uva para pasas se molieron para mosto generando falta de vasija vinaria.

La vendimia 2018 está llegando a su fin en la provincia en esta oportunidad con un aumento en la producción respecto del año pasado del orden del 18 % entre uva para vino, mosto, pasas y uva de mesa. El INV estimó en febrero pasado un total de 660 millones de kilos. Hasta la fecha se han cosechado unos 630 millones de kilos, de los cuales unos 42 millones fueron destinados a pasas y uva en fresco, y unos 590 millones molieron las bodegas para vinos y mostos.


Esta semana un importante número de productores, principalmente de uvas Cerezas, recorrieron varias bodegas con el fin de que les reciban sus uvas y se encontraron con la sorpresa que muchas no podían hacerlo porque no molían más porque no tenían ya dónde volcar sus moliendas. Ya hay varias bodegas que no muelen más. Y no es porque no quieran sino que no pueden.


El año pasado se molieron unos 550 millones de kilos. Este año pese a las heladas tempranas, granizo y lluvias que mermaron la producción, esperamos unos 100 millones más, y parece que la infraestructura de San Juan se encuentra limitada a no más de 600 millones de kilos. El tema de la vasija vinaria será un serio tema para el futuro en la provincia si nos encontramos ante una cosecha superior. ¿Qué pasaría si el año que viene tenemos 700 millones de kilos? La respuesta parece obvia: quedaría mucha uva sin moler generando un severo daño a los productores.


Hay que destacar que la cosa este año no fue peor porque las bodegas vienen alquilando las vasijas de la antigua Cavic, hoy en manos de la provincia. Aquí dos grandes bodegas y una elaboradora de jugo de uva concentrado vuelcan parte de sus producción estimada en unos 40 millones de litros. Si no se contaba con las piletas de las Cavic, se estima que unos 60 millones de kilos no se hubieran podido moler, o su equivalente estimado de unos 3 mil hectáreas de parrales sin cosechar.


La crisis del sector generó que varias bodegas chicas cerraran, se abandonaran, y hoy ya sus vasijas no están en condiciones o hay que realizar una importante inversión para ponerlas en condiciones.


En esta vendimia la nota la dio la gran cantidad de kilos de uvas tempranas Flame y Superior, sin semillas y producidas para pasas, que por el precio de mercado los productores decidieron mandarlas a la elaboración de mosto. Unos 30 millones de kilos fueron este año contra los 7 millones del año pasado. Esto movió la aguja y desplazó a la uvas tardías como Cereza, Pedro Giménez y Bonarda, que son las que ahora tienen problemas de elaboración.


Un tema serio que ya hay que comenzar a tratar para no tener problemas en la próxima cosecha.