“La cocina del minero es acogedora, con aroma de café y pan de queso, pero sobre todo tiene calor humano”, dicen quienes han tenido la oportunidad de conocer la localidad brasileña de Minas Gerais, cuna del oro paladiado u ouro preto y uno de los sitios emblemáticos de las regiones mineras de Brasil. Algo tan simple pero determinante como un plato de comida, se convirtió en el sello cultural de la ciudad que hoy ostenta “el sabor de la comida minera”.


De hecho un estudio sobre la demanda turística en Brasil en 2017 y publicado en marzo
pasado por el Departamento de Estado de Turismo (Setur), reveló que el 14% de los
encuestados dijo escuchar el nombre de este estado ya famoso por sus platos y manjares
mineros, toda una novedad en un país mundialmente conocido por sus playas.


La gastronomía minera –mineira- es una de las más ricas y completas del país. La historia
viene desde la época de las colonias portuguesas. Mientras las provincias de Paraná y San
Pablo se ocupaban de las grandes plantaciones, en la provincia de Minas el eje eran los
diamantes y el oro, lo que hizo que el pueblo desarrollara una rápida manera de comer. Algo
rápido de preparar y digerir con lo poco que tuviesen disponible.


Tal era la carencia de víveres que el minero fue de a poco, aprendiendo a superar los límites
en la alimentación. Creaba con lo que tenía y toda novedad pronto le servía de aderezo para
recrear, suplir y agradar la comida. De esta forma, el hambre o la comida sosa de los
primeros tiempos fue la responsable por la deliciosa cocina de Minas Gerais de hoy día, con
tanta diversidad de platos, fruto de la creatividad y habilidad de los mineros.


Es así que los platos mineros más tradicionales son los provenientes del patio trasero de la
casa del minero: Pollo, huevos, cerdo, porotos, choclo, maíz y verduras. Todo cocinado en
horno a leña, con ese tradicional sabor ahumado.


Dentro de los platos típicos esta el famoso “feijao tropeiro”, que lleva ese nombre porque
“tropeiros” se les decía a los descubridores de las tierras en Minas y que se hacía con una
mezcla de ingredientes con porotos. Es así que el plato consta de porotos con harina de
mandioca, ajo, carne de cerdo, cebollas y huevo. Una versión de este plato es el que se sirve en los intervalos de los partidos de fútbol en el estadio “Mineirao” en Belo Horizonte y que es conocido como “Tropeirao”.


La cocina minera es también muy rica en dulces, como el dulce de leche o el dulce de frutas
entre nosotros conocido como mermelada. Estos dulces acompañaban el café de la tarde, en
bollos, panes o pasteles.

Los básicos. Maíz y mandioca fueron los esenciales de la comida minera que se combinaba con porotos, verduras, cerdo, huevos y pollo.  

La meca de los chefs

Según difundió la Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes de Minas Gerais (MG-Abrasel), el estado tiene el privilegio de una cocina muy variada con los chefs mineros más destacados, de hecho concentra el 10% de los restaurantes mineros del país. De acuerdo a la organización, hay 105 mil lugares que sirven comidas y 18.600 bares, el promedio más alto per cápita en Brasil, lo que posiciona a Minas como el estado gastronómico por excelencia del país carioca. La tendencia se evidencia en los últimos años, con una propuesta gastronómica que captó el paladar de quienes visitaron el país por la Copa Confederaciones en 2013, el Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos el año pasado.