Por esas cosas del destino, Alicia Brizuela se topó en su carrera para especializarse como odontóloga con una novedad médica: descubrió la estética facial y bucal en un curso de perfeccionamiento, lo que no sólo le cambió su visión de la profesión sino que además le abrió una enorme puerta a la solidaridad. Por estos días ella está empecinada en conseguir apoyo financiero -ya sea del Estado, ya sea de privados- para solventar la compra de material farmacológico para hacer rellenos estéticos en los labios de personas que pasaron por las diferentes operaciones para tratar sus labios leporinos, una deformación de nacimiento que en San Juan tiene una incidencia mayor que en promedio del país. Su idea es darle -por medio de un tratamiento con ácido hialurónico- un mejor aspecto a los labios de pacientes a los que no se les terminó de unir los segmentos superiores de la boca y que en algunos casos puede afectar al maxilar, el paladar e inclusive la úbula (o campanilla).

Su iniciativa comenzó a delinearse en el año 2007, en Buenos Aires. Mientras ella -que tenía en ese entonces 23 años y tan solo 3 años con su título universitario- estaba haciendo un curso de ortodoncia. Fue ahí que alguien habló de las técnicas para retocar los labios y no sólo tener resultados estéticos maravillosos sino además solucionar problemas odontológicos. Le interesó tanto que se convirtió en una de las pioneras en el país en el tema, pese a que en el otros puntos del plantea hace mucho tiempo que se trabaja en el rubro. Con Alicia, tan solo 4 profesionales más de distintos puntos del país, se adentraron en el primer curso que se dictó en la Argentina. Inclusive con algunos de sus compañeros siguieron juntos hasta crear un grupo de estudio y se vincularon con la Sociedad Argentina de Dermatología, que era hasta el momento la agrupación de profesionales que se ocupaban del tema.

"Un odontólogo es fundamental en un tratamiento estético de labios porque no hay que olvidarse que éstos se apoyan en los dientes o para decirlo de otro modo, los dientes son el soporte del labio, entonces su participación es clave por varias funciones”, dice la odontóloga.

Rápidamente ese grupo de estudios no solo adquirió prestigio sino también un nombre -Grupo Interdisciplinario de Estética Labial e Implantes Intradérmicos-, pero también le abrió las puertas a otros profesionales. Entonces se sumaron cirujanos plásticos, especialistas en química, nutricionistas, dermatólogos, entre otros profesionales de la salud, los que a esta altura de las circunstancias ya dejaron de tomar cursos, para dictarlos ellos mismos a otros interesados.

Es más, los integrantes de este grupo, asumieron como propio un desafío más grande aún: crearon un servicio en el Hospital de Clínicas de Capital Federal en el 2012 donde llegan pacientes con lesiones bucales que son hospitalarios o por derivación de la Cátedra de Ortodoncia de la UBA. Eso sí, cada uno se hace cargo de los costos del material. Tomando esa referencia es que Alicia quiere replicar algo parecido en su provincia natal, la que todavía sigue siendo su casa ya que atiende una semana en Buenos Aires, otra en San Juan. La diferencia es que su proyecto a nivel local no manejará dinero alguno. Será íntegramente solidario.

"Todo lo que esté a mi alcance lo voy hacer. Yo dono mi trabajo y mis conocimientos. Solo estoy pidiendo una colaboración ya que los materiales son caros. Del resto, me ocupo yo y un grupo de colegas que quiere sumarse al proyecto con mis mismas intenciones”, asume su compromiso.

De manera resumida, Alicia explica que su proyecto no necesita mayor equipamiento. Ella ya cuenta con sus propias herramientas. Además no necesita un lugar, puede usar su consultorio o cualquier otro espacio que tenga una camilla o un sillón y que sea higiénicamente utilizable en estos casos médicos ya que si bien es una intervención, no se la considera quirúrgica.

La propuesta de Alicia es sencilla. Una vez que el paciente culminó con el tratamiento quirúrgico de labio leporino (que implica varias operaciones), ella puede intervenir aportando una técnica de estética que básicamente libera a la persona de la carga emocional que implican estos casos. "Los labios quedan muy bien. Se hace con anestesia superficial -una crema- en el mejor de los casos y si es muy complicado no se utiliza más anestesia que la que se aplica para sacar una muela. El tratamiento consiste en un relleno intradérmico con agujas que inyectan ácido hialurónico para compensar la falta de volumen y devolver la anatomía normal de la boca. Dura aproximadamente entre 10 y 12 meses ya que este ácido, lo va absorbiendo el organismo. Pero se vuelve a aplicar el material y queda como si nada hubiese pasado. La mejoría es del 100 por ciento. no es doloroso, queda apenas rojo. Con una sesión de entre 40 minutos y una hora, le puede cambiar la vida a mucha gente. El resultado es inmediato”, asegura con el convencimiento de la experiencia.