Fotos: colaboración Kike Arce y Caro Putelli
Viven como un gran triunfo cada vez que una persona luego de pasar por el probador de Donetta Luric -el emprendimiento sanjuanino especializado en la confección de ropa interior y mallas para todo tipo de cuerpos, incluidas embarazadas y personas mastectomizadas- salga diciendo que por primera vez, en su vida, va a poder usar una bikini, sin tener un "cuerpo de modelo" ni mucho menos. Sin que importe la panza, "los rollitos, las estrías, la celulitis y tantos otros detalles que, a esta altura, son menores.
Por suerte y eso también se festeja porque simboliza "ganarle a los prejuicios", son cada vez más las que se animan a dar ese paso que para muchos puede ser trivial, aunque para otros, especialmente las protagonistas, es un avance en cuanto a su autoestima. Y un aprendizaje para la sociedad toda: "Al que no le gusta que no mire", dirán como justificativo de la compra de un traje de baño.
La mayoría -y cada vez son más las sanjuaninas que eligen las dos piezas- las estrena fuera de la provincia. Aprovecha las vacaciones en un destino donde nadie la conoce. Entonces a la vuelta a casa, ya es más sencillo usar bikini como una prenda habitual, dicen Gena y Tamara Rodríguez, según la experiencia que recopilan a diario en Donetta Luric. Esto pasa con mujeres de todas las edades, aclaran.
Hace 5 años que comenzaron con el emprendimiento. En ese entonces el rango de talles que abarcaban sus prendas iba entre el 85 y el 105, es decir desde un talle 1 a un 5. Sin embargo, el universo de la población que iba conociéndolas y sus pedidos las fue llevando naturalmente a incluir más medidas hasta llegar con moldería propia hasta el 130 (que equivale al talle 8). Claro que ni siquiera ese es el límite. Porque no lo tienen: si a su atelier llega alguien que necesita un talle 135 o más, ellas toman las medidas sin problemas y hacen -en un plazo de alrededor de 5 días- una bikini, una malla o un conjunto de bombacha y corpiño personalizado. Pasa lo mismo, si una clienta muy delgada y menudita les pide una prenda, aunque sea talle 80.
Tal situación no es tan sencilla como a cualquiera pueda parecerle, ya que si bien cada talle se diferencia de otro apenas por un centímetro y medio de cada lado (tiro, laterales, etc), para estas expertas implica hacer un molde, progresionar el talle, hacer cálculos, adaptar diseños, ajustar detalles. Por eso solo se ciñen a sus diseños. No reproducen prendas que puedan traer las clientas porque implica un gran trabajo extra.
"Nuestro lema es que nuestros productos no tienen límite: ni de género ni de edad, ni de talle. Quien los usa es porque se siente cómoda con ellos", resumen el objetivo de la iniciativa.
Las dos hermanas y socias estudiaron Diseño de Indumentaria en el Instituto Cervantes. La tesis de Tamara sobre lencería y corsetería fue la puntada inicial de un camino sin retorno. En sus comienzos y aprovechando la retacería que sus padres tenían en Jáchal, ambas empezaron a vender sus producciones textiles allá. No tuvo que pasar mucho tiempo para que trasladaran el negocio al centro sanjuanino y que, dada la demanda y las circunstancias pandémicas, abrieran una tienda virtual (la que en los meses de diciembre, enero y febrero mantienen cerrada porque no dan a basto para responder a la demanda presencial).
A esta altura de las circunstancias, renuevan los modelos año a año. Por ejemplo para esta temporada hicieron 7-8 tipos de mallas enterizas y una docena de alternativas en bikinis (aparte de los conjuntos de ropa interior y los modelos para nenas). Tienen en borrador, una pollerita como accesorios para adosar a cualquier tipo de malla.
"Nosotras hacemos talles reales, más bien, un poquito más grandes que lo industrial. Pero también nuestro trabajo apunta a que nos importa que nuestras clientas puedan encontrar lo que están buscando: prendas que les queden cómodas, que sean lindas y que tengan un precio razonable. Cuántas veces pasa que vas a un local y te ofrecen una malla de un corpiño 100 que es tu talle pero que la parte de abajo te queda grande y no se puede cambiar, entonces no te sirve. O que es un talle 105-110 de un modelo antiquísimo, pasado de moda o que jamás se pondría una veinteañera aunque tenga un cuerpo más grande que el resto. ¿Por qué contentarse con una prenda fea o que no responde a las tendencias? Todos tenemos derecho a usar algo que nos guste", argumentan.
Además de esos detalles, las diseñadoras, no modifican los precios por más que el talle se agrande -para ellas, no cambia en nada los costos por tener que usar apenas unos centímetros más de tela- permiten que cada clienta combine su bikini como más le guste -ya sea en modelos de corpiño o top y bombacha, como en estampados y colores disponibles y por supuesto en el talle que necesiten aunque no siempre coincidan las medidas de la parte de arriba con la de abajo-.
Breteles anchos, finitos, cruzados, tops, corpiños triángulos, más o menos cavadas, bombachas con fajas, tiro alto, bajo, diferentes escotes, enterizas que tienen cortes que dejan ver parte de la panza, son parte de las opciones que ofrecen. Si bien el color negro es el que más sale, la dupla apuesta a una amplísima gama de colores y también de estampados que ellas mismas diseñan, imprimen o subliman. Y aunque sobre gustos no hay nada escrito, ellas tienen algunos tips para que quien vaya a ponerse una de sus mallas, siempre se sienta "una diosa": proponen breteles que tomen bien el busto, usan telas dobles, las mallas son siempre forradas y las costuras son por dentro para que no molesten ni dañen la piel.
"No perdemos las esperanzas que llegue el día en que deje de importarnos a todos el cuerpo, la edad y el qué dirán para vestirse como cada una quiera. Somos las mismas mujeres las que más criticamos. Por ende tenemos que empezar a ponernos en el lugar del otro, dejar de ser tan prejuiciosos y entender que no hay necesidad de opinar del cuerpo ajeno", aseguran.