Esta vez, los alumnos desde el Nivel Incial hasta 6º grado no fueron los escritores del libro pero sí los protagonistas esenciales. Es que sus creaciones y producciones artísticas, sus reflexiones y sus pareceres sobre cada pintura hecha con sus manos, incluso sus críticas a pintores y escultores italianos famosos de todas las épocas, pasaron a formar parte de las páginas de una publicación que sencillamente cuenta la experiencia pedagógica de intentar leer imágenes artísticas. Según la autora del libro en cuestión, la profesora de Artes Visuales, Sonia Robelli, ésta es la primer publicación de su tipo destinada al trabajo con niños.

La tarea de relevamiento, investigación y producción que finalmente terminó encuadernada como un libro de 237 páginas, comenzó hace seis años en las clases de Plástica de la Escuela Dante Alighieri. Lleva por título "Arte, lengua e infancia" y será presentado en sociedad el viernes próximo. El libro no sólo tiene texto sino que está enriquecido por imágenes de artistas famosos y de los artistas de cada grado donde Robelli es la profesora.

"Todo comenzó cuando en la escuela se hizo un curso sobre Estrategias Cognitivas de comprensión lectora. Yo si bien no soy maestra, lo hice. Ahí descubrí que a diferencia del texto, dónde hay elementos concretos de interpretación, en la expresión artística no están tan difundidos los códigos. Entonces me propuse hacer un trabajo hasta lograr leer las imágenes con los chicos. Esto les permitió luego del trabajo y según su nivel, hacer una apertura del mundo del arte y apropiarse de los conceptos, más allá de volcarlos en una obra de arte o no", explica la docente de plástica que rápidamente le planteó la inquietud a la directora de la escuela primaria. Ella no sólo aceptó el desafío del proyecto sino que además le hizo una contrapropuesta: ¿por qué no centrar el trabajo en los pintores italianos, que hay muchos y son valuartes de los distintos movimientos y a partir de ahí, ampliar los horizontes hacia otros pintores? Así se hizo.

Robelli en cada clase y con distintas motivaciones planteó adentrarse con los niños desde hipótesis personales al mundo del arte hasta poder llegar a conceptos, a nociones técnicas de la plástica (como los colores, estilos, géneros de pinturas) e inclusive al contexto histórico y geográfico que rodeó a cada pintor para hacer lo que hizo y así interpretar, entender o leer su obra. En esta última parte de la experiencia no estuvo sola sino que contó con la colaboración y los aportes en clases de todo el staff docente de idioma italiano.

"Fue y es un trabajo muy interesante porque es interdisciplinario. Toda la escuela está involucrada. Y si bien un día, apareció la posibilidad de dejarlo plasmado en el papel a través de un libro para que la experiencia le sirva a otros, seguimos trabajando en el mismo sentido", explicaron la directora de la institución educativa, María Luisa Torresán de Batistella y Cristina Rafaelle, profesora de italiano.

En síntesis, cada clase se convirtió en un sin fin de alternativas donde los chicos estudiaron conceptos luego de jugar, actuar, investigar distintos materiales y básicamente pintar y dar sus opiniones sobre sus obras y las de los demás. También comparar pinturas y confrontar la de los autores italianos con las de otras nacionalidades pero con semejanzas o diferencias. Por eso, es común en este ámbito, escuchar hablar a los alumnos -desde los más pequeños a los más grandes- de Leonardo Da Vinci como artista del Renacimiento, de Michelangelo Da Caravaggio (el principal representante del Barroco italiano), de Amedeo Modigliani (pintor de retratos), de Giacomo Balla (pintor perteneció del movimiento futurista), de Giorgio Morandi (un pintor moderno de Naturalezas muertas), de Lucio Fontana (pintor argentino, hijo de un escultor italiano, que empezó a rasgar las telas de los cuadros para dar dimensión a la vista), de Mario Merz, entre otros.

Buena parte de esta compilación del trabajo pedagógico ya se ha visto en las muestras de arte bianuales que realiza la escuela. El resto, está en las páginas del libro y en el interior de las aulas, cada vez que toca el timbre para entrar a la clase de Arte y de Italiano. Entonces, los chicos, no sólo abren sus cartucheras en búsqueda de colores, sino que también abren la cabeza, para aprender más desde la posibilidad de hacer relaciones.