El consumo de frutos secos, más concretamente del pistacho, ya no sólo se asocia a la prevención de las enfermedades cardiovasculares sino que también podría tener efectos beneficiosos para prevenir la diabetes tipo 2, según han informado los autores de un estudio español.

+Nuestra investigación está sugiriendo que el consumo regular de pistachos tiene importantes efectos en la disminución de la glucosa y de la insulina y puede incluso ayudar a revertir algunas consecuencias metabólicas nocivas de la pre-diabetes+, señala la Dra. Mónica Bulló, jefa de la investigación y docente en la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona).

La únicas pruebas realizadas hasta la fecha sugerían que el consumo de frutos secos podía mejorar el metabolismo de glucosa, sin embargo, no había estudios que evaluaran el efecto de estos alimentos en la progresión de la pre-diabetes, uno de los factores de riesgo para desarrollar la diabetes, y que se relaciona además con un mayor riesgo de morbilidades. Por ello, el estudio dirigido por la Dra. Bulló, pretendía evaluar el efecto del consumo frecuente de pistachos en el metabolismo de la glucosa y en la resistencia a la insulina en sujetos prediabéticos.

Entre los componentes nutricionales del pistacho, se encuentran ácidos grasos insaturados que se asocian con un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas como las cardiovasculares, así como otros componentes bioactivos con propiedades anti-inflamatorias y antioxidantes, muy beneficiosas para la salud.La investigación se realizó sobre una muestra de 54 personas prediabéticas reclutadas por diversos profesionales de la salud de los centros de atención primaria que el grupo SAGESSA tiene en la comarca, las cuales tuvieron que seguir una dieta controlada libre de frutos secos (DC) y una dieta controlada que contenía además pistachos (DP) (57 gramos al día).

En primer lugar, los participantes debían seguir una de las dos dietas durante 4 meses, descansar dos semanas, y luego hacer la otra dieta. Las dietas fueron contadas por cantidad de calorías y no diferían en el total de ácidos grasos saturados y contenido de colesterol y, al inicio del estudio y mensualmente, se recogieron datos relativos al peso, la distribución de la grasa corporal, la presión sanguínea, los hábitos dietéticos y la actividad física. También se recogieron muestras sanguíneas, tanto al inicio como al final de cada periodo de intervención.

Fuente: americanpistachios.es