Con una metodología similar a la de la lucha antigranizo, la idea es "sembrar" agua para incrementar la precipitación hasta 20 % por cada nube.

No es que nos vamos a transformar en hechiceros que hacen llover de la nada haciendo una danza mágica. Es todo un proceso, para el que justamente estamos trabajando e investigando ahora para empezar con los primeros vuelos experimentales a mediados de año. De esa forma, Raúl Pérez resume el proyecto en el que el Laboratorio de Investigaciones Hidrodinámicas, Atmosféricas y de Nubes para Desarrollo Operativo (Lihando) -que él comanda- está trabajando desde hace algunos meses con un objetivo especial: lograr incrementar las lluvias en las zonas desérticas y de sequía hasta 20 por ciento por cada nube que sea tratada.



Precipitar



Programa de re-ingeniería para la estimulación climática del incremento de precipitaciones por técnicas artificiales, o Precipitar (tomando las primeras letras de cada palabra). Ése es el nombre exacto del programa en el que están trabajando más de 20 especialistas del Lihando desde el 1 de diciembre de 2010.

"Hace cuatro años estoy trabajando en el tema. He participado de convenciones en todo el mundo y la idea de este proyecto es hacer transferencia de proyectos que hoy se llevan adelante en el mundo. En Texas (Estados Unidos) lo hacen hace 50 años y hoy se cubren 50 millones de hectáreas. En Arabia Saudita, también están trabajando para incrementar las lluvias. "Para lograr incrementar las lluvias, el proceso consiste en ?sembrar' la nube con un producto químico que sirva para formar una gota más grande y que, al momento de la precipitación, la gota pueda llegar al piso y no se evapore en el aire antes de llegar", destacó el especialista, quien resaltó que para poder formar la gota tienen que darse determinadas variables específicas referidas a la temperatura, la humedad, la presión atmosférica y el viento.

¿Cómo se logra? Se busca la zona de mayor humedad para determinar el núcleo y, en base a las características, se pasa con el avión sembrándolo para que llueva. El mejor químico, en base a la experiencia, es el yoduro de plata. El tema es que es más costoso que otros químicos y sólo apto en temperaturas muy bajas, entre -2 y -10¦, continuó el coordinador del proyecto, quien resaltó que existen otros elementos que podrían ser útiles también, como el caso de la sal, aunque ésta terminaría impactando en el ambiente y en el suelo, y ésa no es la idea.

En condiciones óptimas (como las que se están logrando en Texas actualmente) las precipitaciones pueden llegar a incrementarse 20 por cada nube sembrada.