Si hay un nacimiento que marcó la historia de la humanidad fue el de Jesús, hecho que no se limitó a quienes siguen los principios del Cristianismo. Si hubiese que analizarlo, sin lugar a dudas, el entorno y toda la emotividad que lo rodeó, es parte de esta fe que sigue uniendo generaciones. Lo mismo pasa con cada persona, valga las diferencias. Eso lo tiene clarísimo Mayra Rosales, especialista en Biodecodificación y Constelaciones Familiares quien por supuesto responde que seguramente ni el Niño Dios, María ni José se hubiesen hecho este tipo de planteos. Sin embargo, ¿tienen relación estas disciplinas con el nacer y renacer que invita a relacionar estos días de Navidad (aunque nada tienen que ver con la religión ni la espiritualidad según aclara)?

Ella explica que "ambas son herramientas, son terapias complementarias (ya que no suplen ningún tratamiento psicológico, ni psiquiátrico ni médico, sino que lo completan) que apuntan a emociones reprimidas -en el caso de la Biodecodificación- y eso se percibe detrás del síntoma o detrás de la enfermedad y encontramos un montón de patrones, de conductas, de creencias limitantes que trae cada persona y que quizás vienen de sus antepasados. El tomar conciencia y reconocer todas esas creencias, esos paradigmas, esos mandatos permiten desbloquear un montón de situaciones y revertir esos procesos, tras un trabajo de aproximadamente entre 40 a 60 días para que la biología pueda comprender lo que está sucediendo. Cada enfermedad, cada órgano y cada tejido, obviamente los conflictos también tienen su codificación. Por ejemplo el hígado tiene que ver con las carencias económicas, vividas por la persona que se lo plantea o por sus antepasados. Lo mismo pasa con la infertilidad, con no poder conectar con nuestro camino profesional y laboral, con conflictos de pareja y vínculos. De hecho, los más importantes son los conflictos con mamá y papá, son la base de todo. Si no tenemos integrados en sus luces y sus sombras a los padres, que muchas veces como adultos que somos, los comprendemos pero siempre queda ese niño herido inconscientemente que va reflejando las conductas o las decisiones que vamos tomando a lo largo de la vida. Para eso trabajamos para entender que ellos tomaron las decisiones en su momento con las herramientas y conocimientos que tenían. No se trata de culpabilizar sino de conectar y entender esas carencias. Entender por qué tenía que trabajar todo el día y no podía acompañarme al acto de la escuela que me generó esa sensación de abandono, por ejemplo. Mientras que las Constelaciones Familiares, un movimiento sistémico, creadas por Bert Hellinger, un psicoterapeuta alemán que estuvo 50 años aproximadamente estudiando a familias y que descubrió que uno trae patrones de conducta que va representando en su vida. Lo que se hace en este caso es representar eso que inconscientemente estamos pasando o sentimos por medio de movimientos grupales o individuales (a través de vincores que son como tablitas de madera y cada una tiene su significado). Según como lo posicionemos va a ser el sentido o significado del conflicto. Hellinger decía que antes que el amor, es más importante el orden que ocupamos ya que los hijos tenemos un lugar mucho más pequeño que el de nuestros padres, entonces si uno, trabajando la relación con mamá o papá, elige un vincore de madera mucho más grande, implica que inconscientemente se está sintiendo más grande y ahí hay un desorden y por ende, un vínculo que no es del todo sano. Se respeta quienes vinieron primero, y eso se traduce en reconocer y honrar sus lugares. Nosotros con nuestros padres, sostenemos de por vida un vínculo porque fuimos constituidos para estar vivos por un 50% de mamá y un 50% de papá. Nos guste o no, o los hayamos conocido o no, los honramos.¿Para qué sirven estas sesiones? Ayudan a salir del estado de victimismo que tenemos las personas o de la zona de confort que justifica nuestra acción pero que sin lugar a dudas es un pensamiento rumiante, una excusa, un círculo vicioso y en cambio es salir a buscar una solución, un renacer, que en parte, está dentro de cada uno. Eso es necesario para sanar nuestro mundo interior y desde esa postura sanar también a nuestros hijos".

Para esta terapeuta es vital el nacimiento y sus circunstancias. No es un hecho más. "En Biodecodificación estudiamos algo que se llama Proyecto Sentido: esto es el deseo y el proyecto con el cuál inconsciente o concientemente los padres le dieron a luz a un hijo, es decir desde 9 meses antes de nuestra gestación hasta aproximadamente los 3 años de edad todo lo que papá y mamá desearon me va a ser transmitido y ni que hablar lo que mamá siente y piense cuando estaba embarazada. Si vivió una separación, si tuvo que dejar su carrera o su trabajo por el embarazo, tanto como si lo vivió con alegría, lo positivo y lo negativo lo va ir vivenciando el bebé. Esto marca el 80% de como ese hijo se va a parar frente a la vida. Inclusive depende mucho de cómo fue el parto, si se nació a término o fue prematuro. Lo positivo es que todo se puede sanar", asegura.

"Inclusive lo que importa es el momento en el cuál una mujer tiene la confirmación del embarazo. Lo primero que esa mamá piense y sienta va a ser la primer huella neuronal de su bebé, que lo va a marcar durante mucho tiempo. Por eso es importante contarle en qué circunstancias ha nacido, para abrirle la conciencia y a su vez, está bueno que las mamás trabajemos en eso porque quizás si no estábamos preparadas la maternidad por la razón que sea, uno puede revertirlo. Hay que hablarlo, decírselo a la panza o cuando son grandes porque todo eso se va a reflejar en las conductas y comportamientos de los hijos. Ese sería el renacer que muchas veces implica atravesar el umbral del dolor donde quizás hay muchas cosas que no son del todo lindas ni auspiciosas, desilusiones, frustraciones, pero son necesarias para entender lo que pasa y soltar lo que nos ata y condiciona al pasado", afirma. 

El dato

Mayra Rosales (registro profesional 19-0498) es la directora y facilitadora del Instituto Holístico Despertar del Alma, ubicado en General Acha 914 (sur). También es coaching y Psicóloga Social. Hace biodecodificación, constelaciones familiares y terapias holísticas. Cuenta con avales del Colegio de Profesionales en Psicología Transpersonal de la República Argentina y la Asociación Gestáltica Latinoamericana, la Cámara Argentina para la formación profesional y la capacitación laboral.

Según explica la experta, estas disciplinas se pueden poner en práctica con cualquier persona, siempre y cuando sea mayor de 18 años. "No es recomendable con niños o adolescentes porque están bajo el sistema emocional de los adultos, es decir los niños desde que nacen hasta aproximadamente los 7 años de edad están bajo el círculo emocional de la mamá, entonces todo lo que le pase a ese niño tiene que ver con las emociones de la madre. Por eso trabajamos con la mamá para ayudar a ese niño. Y desde los 7 a los 14 años esas emociones tienen que ver con el papá. Todo esto está relacionado con los campos de resonancia mórfica, creados por el biólogo, físico y científico Rupert Sheldrake que decía que nosotros vivimos en campos mórficos de resonancia y esto -más allá de que uno crea o no- habita en el inconsciente colectivo".

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