Un brote de aftosa en la vecina Paraguay puso en alerta al Senasa que refuerza la campaña de vacunación contra la enfermedad. Cuando aparecía la calma el sector ganadero se ve nuevamente convulsionado.

Si bien el brote se ha dado en Paraguay, productores y Gobierno argentinos han reaccionado rápidamente ante la reaparición de la aftosa en la región. El caso es que este brote se da en el momento en que nuestro país seguía debatiendo los últimos cambios en la forma en que se distribuyen las vacunas y se reacomodaron los órganos de control.

Pero quizás no sea éste el principal problema, pocos dudan del Senasa, su capacidad de reacción ante la el alerta, o de la responsabilidad de los productores con el cumplimiento de las fechas de vacunación, pero frente a esto muchos miran de reojo la frágil y amplia frontera del Norte y la falta de políticas conjuntas de los países de la región.

El problema más grave es que si bien en todos los países de la región se realizan planes contra la aftosa, la calidad de las vacunas, las metodologías de aplicación o el sistema de controles son diferentes.

Nuestro país es bien considerado en cuanto a la calidad de sus vacunas, incluso un laboratorio local fue autorizado a proveer al mercado norteamericano, pero cualquier esfuerzo es inútil si sigue habiendo falta de controles en la frontera.

Existe en el Norte un área de 15 kilómetros conocida como la frontera seca, e incluye límites con Bolivia y Paraguay donde los animales se trasladan de un lugar a otro solamente caminando.