El tema está preocupando a los productores cuyanos con mayor intensidad a medida que se conocen casos y que se sabe más del inconveniente. Es que la denominada "parálisis cerosa" empezó muy lentamente y se ha ido extendiendo de a poco e invadiendo territorios de Mendoza y San Juan.
Por ello consultamos a Miguel Cirrincione y Mónica Guiñazú, docentes de la Facultad de Ciencias Agrarias, de la Universidad Nacional de Cuyo, con sede en la localidad de Chacras de Coria, departamento Luján de Cuyo quienes nos resumieron para nuestros horticultores interesados y lectores en general lo siguiente.
¿Qué es?
La "parálisis cerosa" del ajo no es una enfermedad. Es la manifestación de un desorden que se caracteriza por la aparición de dientes de color amarillento oscuro, de aspecto ceroso, pegajoso y de olor a ajo cocido cuando son cortados.
Este problema, que en los galpones de empaque aparece como un "daño no visible" (viendo una cabeza entera es muy difícil detectar su presencia), es motivo de permanentes rechazos en el mercado internacional.
El ajo puede salir desde el lugar de origen "sin daños", pero llega a destino de manera no apta para su comercialización.
Se debe tener en cuenta que el ajo "continúa viviendo" luego de cosechado, por lo que si las condiciones de curado, secado, almacenamiento y transporte no son las ideales, la "parálisis cerosa" puede aparecer. El ajo luego de ser cosechado sigue respirando, y si el ritmo de la respiración es alto, también lo será el daño por "parálisis cerosa".
Se sabe que la "parálisis cerosa" no es causada ni por hongos ni por bacterias, sin embargo luego que ésta se produce, pueden presentarse condiciones predisponentes para que estos organismos ataquen los dientes afectados, confiriéndoles un olor nauseabundo.
¿Cuándo se produce?
Cuando el ambiente en que están los bulbos tiene condiciones muy particulares. Se puede iniciar antes de la cosecha, durante el curado y secado o durante el almacenamiento en cámaras y el transporte en contenedores inadecuados. Las condiciones para que aparezca pueden ser:
a) Suelos relativamente frescos durante los últimos días antes de la cosecha.
b) Cosecha muy anticipada.
c) Bulbos asoleados luego de la cosecha.
d) Almacenamiento o transporte en cámaras con escasa ventilación.
Las condiciones ambientales de cada año durante el período de cosecha y secado es diferente, y por lo tanto no todos los años los daños de "parálisis cerosa" son los mismos.
¿Cuándo se puede detectar?
A partir de los 20 ó 25 días después de la cosecha, pueden comenzar los primeros síntomas. Las cabezas externamente parecen normales, pero cortando los bulbos transversalmente se pueden ver en los dientes pequeñas manchas amarillentas y translúcidas. En las fotos se puede distinguir el problema en el tiempo.
Luego de 45 días desde la cosecha esas manchas de los dientes se vuelven de color amarillo oscuro y traslúcidas. A los 60 días desde la cosecha ya se puede detectar externamente como dientes flojos, presionando los bulbos con los dedos y cuando éstos son cortados, los dientes tienen aspectos ceroso, pegajosos al tacto y de color caramelo.
¿Existe sólo un tipo de "parálisis cerosa"?
Existen hasta ahora 3 tipos de "parálisis cerosa" que se pueden detectar cortando los bulbos transversalmente:
* Tipo A: llamada "de campo". Entre otros factores, son condiciones predisponentes temperaturas tibias (20 ºC a 24 ºC) durante la precosecha y en el momento del curado y secado de los bulbos en la poscosecha. Los dientes afectados pueden estar ubicados sólo en un costado, intercalados con dientes sanos o encontrarse sólo dientes internos y en todos los casos el diente entero toma una coloración marrón
* Tipo B: llamada "de sol", que se produce cuando los ajos se escaldan en los cordones y se manifiesta en dientes de un solo lado del bulbo, es decir, en el costado que le dio el sol. Cada diente puede estar totalmente afectado o sólo una parte de él.
* Tipo C: llamada "de cámara", que se produce cuando los bulbos secos, empacados o a granel se conservan o se transportan en contenedores con escasa ventilación y altas temperaturas. Su manifestación se da en todos los dientes de todas las cabezas.
En las fotografías se pueden distinguir claramente los tres diferentes tipos de este problema.
¿Hay variedades de ajo más sensibles que otras?
Es lo que los productores consultan con más frecuencia. No todas las variedades de ajo son igualmente sensibles a este problema. Hay variedades muy sensibles y variedades muy tolerantes tanto en ajos blancos como en ajos colorados.
Otra duda es sobre condiciones de manejo que la producen. Si, las cosechas anticipadas, el curado directo al sol, el curado y secado a temperaturas tibias y además una mala ventilación tanto en almacenamiento como en el transporte, favorecen la aparición de la "parálisis cerosa". Ni la fertilización con nitrógeno o potasio, ni la aplicación de antibrotantes colaboran con la aparición de este problema.
Una vez que se produce ¿se puede frenar?
Cuando la "parálisis cerosa" se produjo no hay nada que pueda revertir esa situación. No existen productos químicos ni cámaras frigoríficas que puedan controlar esto.
¿Cómo se puede evitar?
También es una consulta frecuente.
La Tipo A puede evitarse, al menos en parte, cultivando variedades tolerantes; también cosechando a tiempo, sin anticiparse, y en algunos casos pasando la cuchilla de corte de raíces 2 ó 3 días antes del arrancado y acordonado; cortando el último riego algunos días antes de lo normal (10 días si el tipo de suelo lo permite), de esa manera el suelo se calienta más, modificando las condiciones para la aparición de la parálisis cerosa. Dependiendo de la variedad, esta práctica puede producir caída de rendimientos.
La Tipo B puede evitarse, tratando de impedir el escaldado por el sol durante el curado. Para ello es indispensable revisar periódicamente los cordones, ya que por el efecto del deshidratado de las ramas, quedan expuestos los bulbos a la radiación solar directa.
La Tipo C puede evitarse, almacenando o transportando ajos a granel o empacados en ambientes que garanticen una ventilación no inferior a 15 m3/hora.