Once pequeñas y medianas empresas lácteas y 150 tambos que trabajan junto al Ministerio de la Producción de Santa Fe unieron sus esfuerzos con el objetivo de mejorar su competitividad, promover el empleo en el sector y lograr un mayor crecimiento. El proyecto consta de tres etapas y es un plan piloto que luego podrá ser transportado al resto de las empresas.

Este es un ejemplo de que la individualidad no sirve en estos momentos, principalmente en casos de familias o sociedades de hecho de productores que solos no pueden seguir produciendo.

A través de la Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Lecheras (Apymil), participan del programa Canut Hermanos (Rosario), Quesos Chamen (Chapuy), Don Domingo (Elortondo), Pinasco (San Genaro), El Rosquinense (Cañada Rosquín), Ricolact (San Martín de las Escobas), Rocío del Campo (Colonia Belgrano), Lácteos Aurora (Vila), Lácteos Don Angel (Santa Clara de Buena Vista), Lácteos El Nato (Llambí Campbell) y Cassini y Cesaratto (San Carlos). Los representantes de estas firmas visitaron recientemente al gobernador Hermes Binner para exponer los avances del programa que ya cumplimentó la primera de las tres etapas que lo integran y entregaron 13.000 unidades de leche en polvo para planes sociales pertenecientes al Ministerio de Desarrollo Social provincial.

Esto nos indica que el cooperativismo, la agrupación en consorcios, el equipo, o cualquiera sea el nombre de la entidad, tiene mejores posibilidades de tener éxito uniendo esfuerzos y con objetivos comunes para el futuro. Existen casos como La Riojana, una cooperativa vitivinícola de la provincia de La Rioja, que está trabajando muy bien, al igual que algunas textiles y yerbateras de Corrientes y Misiones, otras laneras del Sur Argentino.