Este descubrimiento permite tomar decisiones convenientes para obtener mejores durazneros.


Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) San Pedro Buenos Aires lograron identificar las relaciones genéticas que existen entre las casi 200 variedades de duraznero conservadas en el banco de germoplasma del organismo.


Por primera vez en el país, el estudio analizó dos variedades asilvestradas y demostró que tienen características genéticas que sugieren su introducción en tiempos coloniales.


El ADN de todos los seres vivos es testigo del tiempo y, aunque los genes se modifican por obra de la naturaleza para estar a la altura de las exigencias evolutivas, también guarda con precisión la información codificada desde el origen de la vida.


Con esta premisa, los técnicos del INTA San Pedro tomaron el desafío de reconstruir la historia genética de las variedades de durazneros utilizadas en el país y lograron su objetivo.


Además de construir los árboles filogenéticos que expresan los lazos y las similitudes genéticas entre las muestras, por primera vez en el país, el estudio incluyó el análisis de dos variedades de durazno asilvestradas cuyo fruto se conoce como cuaresmillo y demostró que éstas tienen características genéticas que sugieren su introducción en tiempos coloniales.


Gerardo Sánchez, especialista en biotecnología del INTA San Pedro, afirmó que "estos resultados permiten, por un lado, conocer el potencial de variabilidad genética que hay en la colección del instituto y, por otro lado, tomar decisiones en cuanto a qué par de genotipos resulta conveniente cruzar para lograr los objetivos de mejoramiento".


En el caso de los cultivos, "es útil conocer el índice de similitud de todas las combinaciones de pares de variedades, ya que, en términos generales, si se cruzan materiales muy similares genéticamente, se obtendrá una progenie con una variabilidad reducida", valoró Sánchez.


De acuerdo con Sánchez, uno de los principales logros del trabajo provino del análisis inédito de materiales asilvestrados, en el que se determinó una estrecha relación genética entre esas muestras y un grupo de etnovariedades bolivianas. "Este indicio estaría sugiriendo un origen común que se remonta a la época de la colonia", argumentó.