Se trata de Salvia farinacea subsp. Victoria, esta herbácea se destaca por el color estridente de su flor.
El género Salvia comprende unas 900 especies de la familia de las Lamiaceae entre las que destaca la Salvia officinalis, una de las aromáticas más conocidas y con diversas propiedades medicinales, ornamentales y gastronómicas.
Salvia farinácea o salvia azul como se la conoce comúnmente, es una de las especies que más se cultivan como planta ornamental, ya sea en macetas y jardineras, en canteros o en macizos bajos en el jardín, por su resistencia y su gran aporte de belleza.
Es una herbácea anual o perenne, erguida y ramificada de unos 50-80 cm. de altura. Hojas verde-azuladas, aovado-lanceoladas, opuestas y levemente aserradas en el borde, con una ligera pilosidad en el envés que es parte de su característica.
Flores en inflorescencia en verticilastro o cimas apretadas y enfrentadas, de cáliz tormentoso y corola bilabiada. Habitualmente es de color azul añil o azul violáceo, pero existen distintas variedades y su denominación depende del color de las flores, por ejemplo a subsp. Reference es de color añil, la subsp. Victoria es de color azul violáceo, la subsp. Strata es azul y blanco y la subsp. Alba o Silver es blanca.
Florece a principios de primavera y dura hasta bien avanzado el otoño. Tratándola como perenne es recomendable efectuarle una poda al ras en invierno para favorecer la siguiente floración. Fruto formado por cuatro pequeñas nueces con semillas de color marrón. Se planta al sol, en terreno con buen drenaje y rico en potasio y fósforo. Es de riego moderado y resulta muy resistente a la sequía, por lo que es perfecta para un xerojardín, pero hay que tener cuidado de no regar las flores ni las hojas de las especies de hoja grisácea. Se multiplica por semillas. Una planta para tener en cuenta en los jardines sanjuaninos.

