La sequía perfecta nos presenta tremendos desafíos para resolver la falta de agua necesaria para hacer frente a los cultivos en esta y las próximas décadas en la provincia de San Juan. Pronósticos y modelos matemáticos se dan la mano a la hora de definir escenarios pocos alentadores y por ende desafiantes al ingenio humano para sobrevivir y sostenerse económicamente, socialmente y ambientalmente en nuestros oasis; rompiendo paradigmas y creencias culturales heredadas.


Uno de los paradigmas es el manejo de nuestros ríos cordilleranos y sus aprovechamientos hidroenergéticos y agroturísticos. Ya no hay agua para almacenar y las cuencas subterráneas están sedientas, salinizándose por los principios de vasos comunicantes con napas de la periferia salina e inhóspita; secando el borde del oasis productivo.


Por ello, la trama central en una seca perfecta como la presente por la mala gobernanza, no debería ser discusión principal la propiedad del recurso natural agua, sino el manejo integral de toda cuenca hídrica fluvial y subterránea.


Conocimientos y tecnologías actuales y locales sirven: debe trabajarse con pronósticos mediante imágenes satelitales cruzados con una plataforma de huella hídrica y de carbono digital a nivel macro y micro en los cultivos. Generar aplicaciones para que los regantes sean más eficientes en sus turnos y no se desperdicie agua, establecer plataformas digitales de monitoreo de la actividad fotosistémicas de especies y variedades para la toma de decisiones de riego; conectada con plataformas de monitoreo meteorológico obtenido de estaciones públicas y privadas y la confección de plataformas blockchain con acceso online para las tomas de decisiones integrales e individuales. Exigir y financiar la policía del agua.


CALINGASTA

Hay dos modelos a seguir de las cuencas. Campogrande del Acequión y Calingasta. Desde este último departamento el presidente de la Junta de Riego, Ramón Ossa, marca que "hicimos un relevamiento de cultivos propio hace tres campañas atrás para poder administrar lo mejor posible el riego".


De las 8.000 hectáreas cultivables plantamos unas 5.000 con pasturas, vides, forestales, nogales, ajos y papas entre otros cultivos por una red de 205 kilómetros de canales de tierra. Pero el hecho de que sean de tierra es clave para que nuestro valle siga siendo un oasis, afirmó el productor.


"Así lo demostraron estudios realizados por el ingeniero De Sanctis y Claudio Tinto, que confirmaron la recuperación de casi toda el agua usada en el riego en valle, al kilómetro 101 del río San Juan por la permeabilidad de los suelos que permiten el desagüe en los ríos Los Patos, Calingasta y Castaño entre otros", consignó finalmente.