Si uno les pregunta qué les pasa cuando actúan, ellos, sin pensar demasiado, coinciden en que "juegan, pero un poco en serio”, aclaran. La respuesta es lógica para estos niños que a muy temprana edad se ganaron, en el último tiempo, un papel protagónico -al pararse en el escenario mayor de San Juan o frente a una cámara para ponerse en la piel de otro y contar una historia, real o ficticia-, pero cuyas infancias siguen signadas inevitablemente por el juego y la diversión. A ellos les fascina este mundo donde sobran los ensayos y las repeticiones de escenas, pero a su vez pueden brillar con luz propia y transmitir sensaciones, más allá de los nervios.

Son pequeños pero con mucho talento. Tanto que la actuación "a lo grande" los sorprendió al entrar a sus vidas, pese a que los cuatro se preparaban para ello. Todos pasaron por un taller o una clase artística y supieron cómo destacarse en este ámbito de pares.

Pero también tienen mandatos familiares ligados a los telones que, en todos los casos, supieron marcarles el camino y fundamentalmente los aconsejaron y ayudaron a pasar su primer personaje. Por ejemplo, María del Valle Montes -la chiquita que interpretó a Amancay, la protagonista de las luchas por la libertad y el amor en la última Fiesta Nacional del Sol (FNS)- viene de una casa donde todo el día se habla y se hacen pasos de danza clásica, ya que su mamá Gabriela también es bailarina. Algo parecido le pasa a Tomás Illanes (el pequeño del corto ganador del concurso por los "30 años de democracia” que organizó a fines del 2013 la Legislatura de San Juan). El de pequeño incursionó en la Comedia Musical, para acompañar a María José -su mamá- que daba clases de danzas contemporáneas en el mismo instituto y así llegó al papel principal de la película.

El caso de Bruno Storniolo es un tanto especial. Es que él, a los 8 años, se siente un actor con nombre propio después de -casting de por medio- haber participado en las Fiestas del Sol de los años 2010, 2011 y 2014 (donde hizo de Lautaro en más de una escena, un rol fundamental para contar la historia de la independencia de los pueblos latinoamericanos). Lo suyo viene como herencia de familia porque no sólo es sobrino sino además el ahijado de Ariel Sampaolesi, un destacado actor, director, dramaturgo que ocupa el mayor cargo público vinculado a lo teatral en la provincia (es el representante del Instituto Nacional del Teatro) y que en las últimas fiestas nacionales del Sol tuvo a su cargo la dirección de actores. Mientras que en la casa de Caucete donde vive Carolina Rosales -la chica que se lleva todas las miradas en un corto amateur que se acaba de terminar de filmar en el departamento pero que ya tiene invitaciones para más de un evento del rubro- jamás deja de sonar música. Es que ella y sus hermanos tocan diferentes instrumentos, bailan tango y hacen teatro, incentivados por los docentes de la Fundación Solo Dios Basta (que tiende su red de acción en Villa Independencia, Caucete).

Por todos estos antecedentes pero fundamentalmente por la calidad de sus trabajos actorales, ellos ya llegaron a un lugar privilegiado, donde no siempre hay espacio para los que recién están dando los primeros pasos. Que sus historias sirvan como ejemplo, para otros tantos niños y por qué no adultos.

Con ustedes, estos artistas en miniatura, verdaderos valores en cualquier escenario.