Sin peloteros ni castillos inflables. Tampoco camas saltarinas, karaoke ni canchas de fútbol. Desde el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson proponen festejar los cumpleaños de manera absolutamente diferente a la vista hasta ahora, sin que eso signifique que no vayan a ser divertidos. ¿Cómo es esa opción?, se preguntará el lector: Invitando a los amigos del cumpleañeros a celebrar en sus instalaciones y por supuesto con actividades que involucren a las obras de arte que exponen y que son parte de su propia colección.

La idea comenzará a funcionar en agosto próximo, una vez finalizado el período de vacaciones de invierno, en el que el museo tiene armado un interesante y variado programa actividades para chicos. Según contó la directora de este espacio cultural de vanguardia, Virginia Agote, las intenciones son que los sanjuaninos se encuentren con "un museo de puertas abiertas que pueda convocarlos y ofrecerles propuestas para todos los gustos. Y qué mejor que hacerlo en momentos felices de la vida como son los cumpleaños. La idea es que se entusiasmen y vuelvan todas la veces que quieran. Y si es de la mano de los chicos, mejor aún”.

La apuesta del museo es convertirlo por períodos de tres horas en salones de eventos para las celebraciones de chicos entre 3 y 12 años, inicialmente. Es que la propuesta puede ser adaptada para gente mayor también si es que desea contratar a través de la Fundación del mismo museo. Los cumpleaños podrán festejarse de martes a domingos (que son los días que abre al público) y con grupos que no superen los 30 niños con la compañía de algunos adultos.

Casi como un "paquete” -tal como ofrece cualquier pelotero o salón de eventos- la idea es ofrecer a la familia del cumpleañero una opción que incluya los guías en las salas de arte determinadas de antemano (eso dependerá de cada muestra vigente), los que a su vez harán las veces de animadores o profes que se ocuparán de dirigir otras actividades lúdicas, artísticas e inclusive gastronómicas que los chicos harán durante las horas que dure la fiesta. Por el mismo precio (que rondará los $2000 pesos, aunque todavía no está cerrado desde la organización el monto final, ya el objetivo no es ganar dinero sino sencillamente cubrir los costos que insuma el pago de los recursos humanos especializados más los gastos de material) se entregará la torta y algunos ingredientes para que los invitados la decoren según sus gustos o las técnicas plásticas aprendidas en la jornada. Y también los materiales para regalarle al agasajado un mural, entre otras sorpresas. Esto, sin contar las comodidades (calefacción en invierno y aire en verano, además de la limpieza) y el mobiliario de la confitería. Del resto (comida, bebida, tarjetas de invitación, etc) deberá hacerse cargo la familia del anfitrión.

Preparativos del cumple

Hace meses que un equipo comandado por el área Educación del Museo Provincial de Bellas Artes -coordinado por Pepa Mariel- está trabajando en el proyecto de los cumpleaños, del que inclusive hay pocos antecedentes en el mundo. Quizás algún museo holandés e inclusive "el de los Niños” que funciona en el Shopping Abasto, en los barrios de Balvanera y Once, en Capital Federal, abren sus puertas para estos festejos. Fuera de esto, no hay mucho más.

De todos modos, se puede decir que en San Juan hay algunos precursores pero en fiestas para adultos, tal como el Museo Enzo Manzzini (en Zonda) que hace un tiempo ya que alquila el predio para celebrar todo tipo de eventos, inclusive casamientos, sin ligarlos -salvo pedidos puntuales- a su colección. Algo similar está haciendo desde hace menos tiempo aún, el museo Suero, en el Médano de Oro.

Sin lugar a dudas lo que animó a los profesionales del Franklin Rawson a adentrarse al mundo de los cumpleaños para niños fue la experiencia adquirida con las las exitosas convocatorias de los "Vacacionarte” que son talleres de técnicas de plástica, pero también de fotografía, danza, teatro, comunicación e inclusive cocina que comenzaron a funcionar en el 2009 y que aún al día de hoy siguen vigente, cada vez con más seguidores. De hecho, en la última edición participaron más de 300 chicos en edad escolar. Pero eso no fue todo, los que ya excedían la edad tenían tantas ganas de seguir participando que tuvieron que darles una alternativa para ellos, que ya iban a la secundaria.

"Son experiencias tan enriquecedoras y los chicos que vienen usualmente quedan tan fascinados que vuelven a las actividades, que se nos ocurrió que el museo también puede ser el lugar de sus cumpleaños”, resume Pepa, quien ya tiene una hoja de ruta que se aplicará en cada cumpleaños, la que podrá variar, por supuesto. Casi en secreto cuenta que los cumples se festejarán con una "búsqueda del tesoro” en el corazón del museo, es decir entre los cuadros de la colección que está en la Sala 5 -dónde se exponen las obras de arte de Berni, Spilimbergo, Bruzzone, Franklin Rawson, Tornambé, Soldi, Petorutti, Guastavino, De la Cárcova, Quinquela Martín, Paredes, Suárez Jofré, Esquivel, entre muchos otros grandes exponentes- que obligarán a los chicos a prestar atención a los detalles. A ese juego se sumarán otros, como armar rompecabezas, títeres y la posibilidad de que cada chico se convierta en artista, decorando la torta y haciendo un mural de recuerdo para el cumpleañero, entre otras actividades guiadas por los expertos del museo.