Buenos Aires es el epicentro mundial del tango. Durante todos los meses del año llegan turistas de todo el mundo para disfrutar de sus espectáculos como espectadores, pero también para ser protagonistas. Es que son cada vez más quienes llegan a la capital de Argentina para aprender a bailarlo. Los visitantes suelen llegar de países europeos como Suecia, Noruega, Francia, Inglaterra, Polonia e Italia, entre otros, o bien de Asia como Japón; también de Latinoamérica, como Brasil, Chile, Venezuela o Colombia. A esto se le suma quienes viven en las distintas provincias argentinas.
En la ciudad de Buenos Aires hay circuitos turísticos tradicionales que incluyen íconos de la cultura porteña donde todo gira alrededor del tango. Tanto es así que en el tradicional paseo de +Caminito+ suelen verse distintas manifestaciones culturales, entre ellas a bailarines de tango mostrando sus virtudes delante de un público llegado desde lugares tan diversos del mundo, pero atraídos por este estilo musical que atrapa la atención no sólo de gente mayor, sino de jóvenes y hasta adolescentes.
En los circuitos turísticos de la ciudad no faltan los establecimientos denominados "tanguerías", en especial en la zona de San Telmo. Allí se puede disfrutar de espectáculos de alto nivel artístico y también animarse a bailar. En algunos sitios también se dan clases para aquellos que quieren quedarse unos días más en esa ciudad, como para llevarse no sólo buenos recuerdos, sino también conocimientos sobre este baile que es marca registrada porteña.
Como todo fenómeno cultural espontáneo que surge como expresión social es difícil establecer con exactitud la fecha en que nace el tango. Lo cierto es que todos reconocen su origen en el año 1880 cuando en las orillas de la ciudad, en los suburbios y arrabales, sus protagonistas, malevos pertenecientes a "La secta del cuchillo y el coraje" (según describiera Jorge Luis Borges en su poema Tango) tuvieron la directa intención de inventar un baile que pudiera abrazar y conquistar a la mujer. A partir de entonces esta expresión cultural trascendió fronteras hasta convertirse en un fenómeno que atrae a gente de todo el planeta hasta su cuna: Buenos Aires.
