"El año pasado climáticamente se repitió el ciclo de 1809", comentó el doctor Oscar Dolling, investigador y director del Programa de Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ refiriéndose nuevamente a los fenómenos solares, llamados manchas solares, o deformaciones cíclicas del campo magnético solar; como plasma en rotación permanente. 


Y afirmó: "Este mayo volvemos en la historia solar a 1810. Si nos remontamos en la historia de las manchas solares, lo que sucede ahora podemos equiparlo a lo sucedido en mayo de 1810, en plena independencia de la Patria. Donde seguramente hubo otra sequía extrema en San Juan".

Dr. Oscar Dolling


"Hemos hecho correlaciones entre las manchas solares y los escurrimientos de cordillera en períodos de 10 años desde que tenemos datos de medición del río San Juan en 1909 y hemos desarrollado la evolución", explicó el investigador.


"Ambas tienen una tendencia a disminuir en escurrimiento, siguiendo la tendencia de lo que está pasando con las manchas solares, desde 1950 hasta hoy", indicó Dolling.


Según los resultados de este estudio, "las manchas solares disminuyeron a razón de 10 spot por cada década desde 1950. Paralelamente, en escurrimiento, hemos perdido unos 78 hectómetros cúbicos por cada período de análisis a la fecha".


DÉCADA DE SECA

"A partir de esta serie histórica, podemos dimensionar la evolución de los próximos 10 años de derrame del río San Juan, al generar una tendencia conforme a un modelo matemático", afirmó Dolling agregando: "Con la serie y datos históricos, podemos pronosticar los próximos años. Esto sucedió en el 2010 cuando la tendencia marcó menos de 1.200 hectómetros cúbicos para la década que se venía".


Y afirmó: "Si nosotros nos paramos hoy y miramos hacia los próximos 10 años, la media de escurrimiento para la década que viene, va a ser 920 hectómetros cúbicos". Este dato preocupa porque San Juan anualmente consume entre 1.100 y 1.200 hectómetros cúbicos de agua para todos sus usos.


"O sea, cuando nosotros hablábamos hace una década atrás de un río con 2.000 hectómetros cúbicos de promedio de escurrimiento, ahora, para la próxima década, deberíamos acostumbrarnos a ver un río con 920 hectómetros cúbicos de escurrimiento", indicó Dolling agregando: "Con una dispersión de 539 hectómetros cúbicos u oscilación del derrame. Es decir, habrá años de 1.459 hectómetros cúbicos de derrame máximo y otros de mínima, de 380 hectómetros cúbicos".


"Estos 380 hectómetros cúbicos de escurrimientos se han visto tan poco en la historia del río San Juan, que deberíamos haber tenido un registro de medición solar y del derrame hídrico anual en 1810 para poder compararlo. Pero los primeros registros oficiales los tenemos de la estación de La Puntilla, en 1909", explicó el científico y afirmó entonces "podríamos haber conocido estas sequías tan profundas que vamos a comenzar a partir de hoy".


Para Dolling, "nosotros teníamos escurrimientos que nos permitían además de la capacidad de embalse generar otras actividades. En estos últimos 11 años el poder de escurrimiento fue de apenas 1.300 hectómetros cúbicos el año. Estos 1.300 si lo tomamos como consumo en San Juan hemos derivado a riego un promedio de 1.021 hectómetros cúbicos por año. Medidos en la estación hidrológica 'Kilómetro 101', de la ruta 12". 


Para el investigador, finalmente "nosotros tenemos una curva de coeficientes de riego entregados anualmente y en el año 2008 fueron 50 hectómetros cúbicos de coeficiente y en el ciclo 18-19 se entregaron unos 28 hectómetros cúbicos de coeficiente y esta última campaña fue muy inferior inclusive, con cerca de 25 hectómetros. Todo esto nos obliga a un cuidado extremo del agua en San Juan por los próximos 10 años".



LA NIÑA

Dolling indicó que hacia fin de año está desapareciendo el estado de Fenómeno "Neutro" sobre el Pacífico Sur con los laboratorios y modelos climatológicos marcando una tendencia creciente ya cada vez más marcada hacia un Fenómeno "La Niña".


Sus dos efectos problemáticos serán escasas precipitaciones para este invierno por un lado y por otro, escasas precipitaciones níveas y consecuente escurrimiento hídrico también para el ciclo 21-22.