Los datos publicados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que hasta el pasado 30 de abril la cosecha de uvas en el país llegaba a los 1.952 millones de kilos con ingreso a bodega, secaderos y mercado en fresco, lo que representa una suba del 11% respecto de la anterior temporada. 

Las estadísticas indican que Mendoza logró recuperarse de la gran pérdida del año pasado, donde los factores climáticos de primaveras frescas y lluvias por el efecto de El Niño hicieron que los hongos ataquen la vid y produjeran pérdidas que rozaron el 40%, en especial en la zona este, donde las uvas criollas cayeron un 50%. Al combo se le suma las bajas labores culturales de los últimos años por falta de rentabilidad de los viñateros (fertilización, riegos, poda correcta, aplicación de fungicidas, herbicidas, etc.). No obstante el incremento por recuperación natural de la planta del 23 %, Mendoza está todavía por debajo de los 1.400 millones de kilos logrados en el 2015.

Los números para San Juan, la segunda productora del país, son distintos. Acá la merma fue del 9 % respecto del 2016 y se debió fundamentalmente a las heladas de primavera afectando principalmente a las uvas destinadas a pasas y a las uvas criollas y cereza. Entrado el verano las olas de calor afectaron el tamaño de granos y racimos.

Una dato muy importante, y que hizo que la merma no fuese mayor, es la buena disponibilidad que hubo de agua de riego en fincas, hizo posible mejor humedad en el suelo y la planta resistió mejor a las intensas temperaturas.

Cifras del país 

 Si hacemos un análisis por variedades en todo el país podemos observar que las tintas tuvieron una importante recuperación aunque todavía no alcanzaron los rindes de dos temporadas atrás. El ícono argentino, Malbec, ha tenido una recuperación del 14,1 % respecto del 2016. Pero la que más recuperación ha tenido es la Bonarda con el 60 % , las tintoreras (Aspirant Bouschet y Alicant Bouschet) con el 24,9 % y Tannat con el 17,9 %. El Syrah y Cabernet Sauvignon, variedades más sensibles, tuvieron un leve repunte del 2,5 y 1,7 %.

En el caso de las blancas de alta gama, la mayoría tuvieron pérdidas, y aquí si las heladas tempranas tuvieron su efecto. El fresco y joven Viognier sufrió el 20,5 % de pérdidas, seguido del Chardonnay con el 12,3 %, Chenín 10,3 % y Sauvignon con el 3,8 %. Todas estas variedades usadas para la obtención de vinos espumantes y si tenemos en cuenta al Pinot Negro (que si bien es tinta) que se usa en estos destinos con una merma del 14,2, las bodegas dedicadas a estos vinos tuvieron esta temporada que pagar un poco más por las uvas y lidiar con la calidad de las mismas. Una excepción fue el Torrontés Riojano (mal llamado Malvacía) que tuvo un alza del el 7,5 %.

El caso de las uvas blancas comunes la cosa fue muy distintas. Un alza importante tuvieron Pedro Giménez con el 29,3 %, cepaje muy sensible a peronóspora y que por lluvias el año anterior se vio muy afectado en Mendoza. Sigue en caída (por parrales viejos y sin renovación) la Moscatel con un 4,32 % negativo. 
Otra afectada que recuperaron kilos fueron las Criollas con el 36,1 % en especial en la zona este de Mendoza. La Cereza, otra rosada común, mantuvo los mismos rindes en el país, aunque las pérdidas de esta variedad en San Juan se vio compensada por los aumentos en Mendoza. 

San Juan

Para San Juan la cosa fue diferente. Contrario a estimaciones de algunos productores y bodegueros que pronosticaban una merma importante (algunos hablaban del 30 %) la cosecha al final tuvo una merma del 9 %.

En la provincia el efecto final luego de las heladas e intensos calores no fue tan severo y la cosecha superó los 548 millones de kilos.

 En el rubro de mesa y pasas de uva las variedades fueron muy afectadas, en especial la Flame y Fiesta, con pérdidas del 35 % y más según los casos. Se ha enviado menos uva a los secaderos (unos 7,5 millones de kilos de uva sin semillas se destinaron a bodegas por falta de calidad). 

La uva que más merma tuvo ( y arrastró a la baja en la cosecha local) fue la Cereza con el 15,6 %. Esta cepa representa el 36 % de la uva total que ingresa a bodega. Tuvieron Bonarda y Malbec aumentos inferiores al 10 %. Las Tintoreras siguen creciendo por arriba del 20 %.