A partir del 2012, cada 15 de enero, los chilenos le legaron a la humanidad el Día Melvin, que es lo mismo que una jornada a pleno para disfrutar de la fórmula perfecta del melón con vino. En el vecino país y por supuesto antes de la pandemia, se ha llegado a celebrar con degustaciones en el Parque O"Higgins y el Parque Quinta Normal. Se dice que ellos son los inventores, aunque claro, la receta parece tener varios autores y muchos orígenes. De hecho, aquí, al otro lado de la cordillera, la misma exquisitez se bebe desde hace mucho tiempo, bajo la denominación de Melancia. Eso sí, en cualquier época del verano y sin tener un día para homenajearla.


Quizás los chilenos se la apoderaron porque es una de las pócimas preferidas en las playas, apelando a sus productos típicos. Ellos, a diferencia de los gastronómicos locales, la hacen convivir en sus cartas con los cocteles más sofisticados. Aquí, en cambio, es una bebida más casera. 


"Nunca pierde vigencia el melón con vino en San Juan", dice Diego Mignorance, reconocido bartender de la provincia que ha llegado a servirlo y con mucho éxito en bares, boliches y barras de eventos. 


La tradición habla de un melón completo y sin semillas, con varias bombillitas o sorbetes para compartir este elixir. Sin embargo, ahora en tiempos de covid-19, habrá que preferir frutas más pequeñas, para que la bebida sea individual o personal y no vaya pasando de mano en mano y así evitar contagios.


El vino debe ser de cualquier variedad blanca, se le puede agregar algo de azúcar -especialmente para aquellos golosos- y por supuesto, utilizar como recipiente la misma fruta con su cáscara. Si se eligen los melones de la varidad Rocío de Miel que tiene denominación de origen en Media Agua, Sarmiento, la preparación será singularmente perfecta. 


Los vinos más recomendados son el chardonay, torrontés y sauvignon blanc. Algunos lo hacen con aperitivos y por qué no, con vinos espumantes.


El paso a paso no implica ser un chef o un bartender en potencia ni mucho menos. Basta con buscar los ingredientes, ahuecar la fruta, volcar el vino y mezclar. Algunos optan por utilizar la pulpa del melón y colocarla en una jarra con el vino. Se haga como se haga, la mezcla es sufiente para lograr un bebida fresca, muy sencilla y agradable no sólo en gusto sino en aromas.


Se le puede agregar hielo, hojas de menta y un toque de limón. 

Elixir español


Pese a que por estos lares se atribuyen la propiedad del melón con vino, los españoles son los padres de la receta. De hecho, hay referencias y muestras del gusto por esta preparación inclusive en obras de arte. En la Literatura, por ejemplo, en la novela "Sota de copas, reina de espadas", de 1986, de la autora española Carolina-Dafne Alonso-Cortés, este cóctel es consumido en los albores del Reino de Castilla en el Siglo XI.