Guillermo Preisz, ingeniero y académico de vasta trayectoria en San Juan, trabajó en la Mina Aguilar, ubicada en Jujuy, desde 1957 hasta inicios de 1965. Es la mina subterránea más vieja de Argentina y la que mayor producción ha tenido. En su principio estaba ubicada a unos 4.600 metros de altura, pero con el correr de las extracciones ahora está a 4.000 metros, en la puna andina.
“Cuando se construye una mina subterránea, lo más peligroso es el techo. Siempre corre el riesgo de derrumbarse. Es necesario hacer labores de refuerzo, que pueden ser arcos de madera, de hierro o directamente con concreto”, comentó Preisz.
En el caso de Mina Aguilar los túneles eran reforzados con hierro y madera. El gran problema que enfrentó la mina fue la humedad. La gran cantidad de agua que se encontraba en la montaña demandaba una revisación constante de las estructuras de madera. “Se juntaba hasta 50 milímetros de agua y había que sacarla con bombas de aire para no inundarnos”, contó Preisz.
Cuando llegó a Mina Aguilar, Guillermo Preisz se encargó del túnel principal. Estaba ubicado a nivel del suelo y era donde llegaban todas las descargas. Dentro de la mina fue construida una estación tipo ferrocarril para el transporte y un sistema de poleas para la extracción del mineral. “La construcción llevó mucho tiempo. Yo me encargué de dibujar los planos, los sistemas de dónde y cómo había que instalarse. Eso lo hice trabajando 14 horas por día durante un año, dentro de la mina. Tenía una especie de oficina abajo, con ventilación, luz, calefacción y una mesa de dibujo”, dijo Preisz.
También fue Jefe de Seguridad en Aguilar. En ese cargo su función era hacer cumplir todo el manual de seguridad. “Yo tenía que ver, por ejemplo, que los mineros usaran las máscaras para no respirar el polvo. El régimen era duro, si los encontraba con la mascarita en el bolsillo los suspendía. No se puede correr riesgos así”.
Para Preisz, el dictado de cursos era fundamental, ya que todos los trabajadores debían estar más que preparados. Y todos los meses había reuniones de seguridad para evaluar los accidentes que hubiesen ocurrido.
La constante en los años de trabajo de Preisz en Mina Aguilar fue la rigurosidad en la seguridad. “Siempre los controles eran muy estrictos. Y si había un accidente, los encargados llegábamos de inmediato con el equipo de enfermeros. No se podía perder un segundo”, afirmó Preisz.
Un sanjuanino en Aguilar

