Para algunos psicoanalistas, en la relación madre e hija siempre opera el estrago materno. Es que el deseo de una progenitora a veces comete abusos de amor, es insaciable y no cesa hasta la muerte. Es lo normal de una madre. Pero este no es el caso, todo lo contrario nos muestra un ejemplo que merece ser imitado por muchas madres e hijas. Una relación entre ellas excelente, compañeras de trabajo, las dos son mamás, compinches en sus tareas, donde los roles no se superponen. Diríamos que estamos en presencia de la receta perfecta, con ingredientes equilibrados y a la vista de todos. Se trata de Mariel Crifó de Padilla (55) y Yanina Padilla (27), aquí ambas destacan lo importante que es compartir el día a día en su trabajo. Juntas manejan Marfilia, local comercial de venta de ropa para la mujer. Son femeninas, coquetas y sus movimientos delatan la experiencia frente a ese empuje digno de la juventud. En la entrevista con Revista Oh! ninguna trató de tapar las palabras de la otra, ninguna disimuló los defectos ni virtudes. Un diálogo ameno y alentador. A Yanina siempre le gustaron los negocios, antes de la venta de ropa habíamos trabajado juntas con el negocio inmobiliario. Por lo tanto emprender este nuevo desafío no resultó difícil, lo más lindo es seguir compartiendo juntas la vida, ya que Yanina está casada, se adelanta Mariel (mamá) para contarnos. Con la venta de ropa empezamos hace aproximadamente un año y medio. Nos encanta a las dos, compartimos casi los mismos gustos, por eso disfrutamos mucho, agrega Yanina.
El apoyo siempre estuvo presente desde mi familia, ya que es mi papá quien nos ayudó a emprender con este nuevo desafío, por eso me atrevo a decir que es un proyecto de familia. El negocio está atendido personalmente por nosotras, de este modo cada vez que hay que viajar a Buenos Aires en búsqueda de la ropa, sale una de las dos. Relata con orgullo Yanina. -Le preguntamos si no tenían problemas a la hora de elegir y oh sorpresa también se complementan en la elección de las colecciones de temporadas. Mis gustos se parecen a los de mamá, de tal modo, que sea quien sea la que compra, juntas gozamos de esto, no es un problema para nosotras.
Yanina nos cuenta que la mayor herencia está en los valores con que la criaron y hoy que trabaja al lado de su mamá sigue encontrando patrones de vida como la templanza, responsabilidad y algunos más que no te los da un título sino que los traes desde la base. Estos me sirvieron en la vida para muchas cosas hasta para tratar con mis proveedores y todas las relaciones que este trabajo trae aparejado.- Nos cuenta que su receta como hija es aprender a escuchar a sus padres.- Por su parte Mariel nos agrega que ella como mamá da el espacio necesario para que Yanina vaya creciendo en todos los aspectos. Yo soy profesora de literatura y por ende soy más voladora; en cambio mi hija es contadora, es más pragmática. Así se desprende naturalmente un equilibrio en la relación, que hace que nos complementemos en todas las tareas que realizamos. Explicó Mariel-
Lo anécdota más linda que pasamos juntas fue la primera vez que compramos ropa para el negocio, antes de abrir. Esto no lo pudimos hacer más ya que ambas somos madres. Nunca más pudimos viajar juntas a elegir ropa. Además el negocio está atendido personalmente por alguna de las dos, de modo tal que cuando una sale, la otra se queda.
Aquí entran muchas madres e hijas a vestirse, y se ayudan mutuamente, nos regocija el hacho que ambas salgan contentas cada una en su rol.

