La última presentación del nuevo comercial vanguardista "Un vino, mil charlas", propuesto por la Corporación Vitivinícola Argentina para su ya quinta campaña publicitaria genérica del Vino Argentino parece causar el primer efecto deseado: la controversia y el debate sobre su utilidad o no.

Y es que entre los asistentes, periodistas, bodegueros y enófilos, el impacto fue controversial. Los de mayor edad apoyaron el spot. Los más jóvenes, no. Pero, lo cierto es que, tal vez, por una cuestión de cultura tradicional, los sanjuaninos aún no hacemos una correcta lectura publicitaria de avanzada.

Anualmente la Coviar invierte $ 12 millones en este tema y la percepción o manera en que el consumidor a través de sus sentidos, recibe e interpreta la información de un producto parece ser ya el nudo más difícil de desatar por esta entidad.

Es que, según los informes entregados en la oportunidad, el gran desafío está en lograr el consumo masivo del vino, justo en el segmento del mercado donde se compite con las gaseosas, las cervezas, aguas minerales y saborizadas, jugos y hasta el agua de la canilla. Justo donde el sector decrece levemente en volumen y registra una caída en facturación superior al 10% anual, en un mercado con más del 20% de inflación en precios. Todo un tema.

El esperanto

La publicidad ha sido grabada en el idioma esperanto, creado a fines del siglo XIX, por un oculista polaco conocido como "doctor esperanzado". Sobre una misma escena, el consumidor debe saber que deberá leer diferentes traducciones tragicómicas de la misma.

Este nuevo idioma en Internet arroja un resultado de más de 174 millones de páginas y es hablado por unos 2 millones de personas en todo el mundo.

El mercado argentino

Tiene dos fuertes características. La composición del consumo y su posición frente a las demás bebidas alcohólicas.

* Mientras el vino alcanza 34% de participación en el mercado de bebidas alcohólicas, las cervezas concentran el 60%, repartiéndose el 6% restante entre bebidas espirituosas, sidra y espumantes.

* Por otra parte, al analizar qué tipo de vino bebieron los argentinos muestra a las claras que la caída en el consumo de los últimos años se explica principalmente por la pérdida de mercado del vino blanco, con una caída de 65% en los últimos 25 años, mientras que el vino tinto creció 44% en igual período.