Como cada época del año tiene sus enfermedades prevalentes, la diarrea y la deshidratación se incrementan significativamente en el verano, generando una alta demanda de consultas por este motivo, por esto es muy importante saber cómo reconocer este cuadro y lo que es más importante aún cómo evitarlo. La diarrea estival es un cuadro que se caracteriza por aumento en las deposiciones de los niños y puede acompañarse de otros síntomas como náuseas y vómitos, lo cuál agrava notablemente la situación, ya que lleva más rápido a la deshidratación y si ésta no es correctamente controlada pueden provocar la muerte. Los niños así como suelen tener una rápida recuperación, también tienen una muy rápida descompensación, porque la diarrea los lleva a la pérdida de agua, sales y electrolitos.
La diarrea aguda constituye una de las principales causas de morbilidad en la infancia. La mortalidad infantil ocasionada por su principal complicación, la deshidratación aguda, ha descendido en los últimos años en el mundo a partir del uso de sales de rehidratación oral tanto para su prevención como su tratamiento. El Rotavirus es el principal agente responsable de diarrea aguda en lactantes, aunque también se cuentan bacterias como Echerichia Coli, Shiguela, etc. Estas últimas has sido relacionada con complicaciones graves y muchas veces fatales como el Síndrome Urémico Hemolítico.
Se considera diarrea aguda a la presencia de deposiciones líquidas o acuosas, generalmente en número mayor de tres, en 24 horas y que dura menos de 14 días; la disminución de la consistencia es más importante que la frecuencia. Dura habitualmente entre 4 y 7 días. Cuando el paciente no presenta deposiciones durante 12 horas o éstas no tienen ya componente líquido, se dice que sanó. Si la diarrea dura más de 14 días, se la define como diarrea prolongada y, si dura más de 1 mes, como diarrea crónica. Si en las deposiciones hay mucosidades y sangre, se la denomina síndrome disentérico.
Hay que tener mucho cuidado con los alimentos en esta época del año, porque es allí donde se desarrollan las bacterias que producen en los niños estos tipos de cuadros. Hay que estar seguros de la cadena de frío. Hay que prestar mucha atención a lo que uno come, de dónde se obtiene, cómo se procesa. A veces estamos en la calle y compramos cualquier cosa, lo cual produce cuadros de intoxicación alimentaria muy frecuentes también en esta época.
Las frutas y verduras crudas son las que mayor cantidad de problemas nos traen cuando están mal lavadas, por ejemplo, se recomienda lavar la lechuga hoja por hoja con agua corriente, segura y una gotita pequeña de lavandina. A veces los huevos de los parásitos, o las bacterias como el Escherichia coli, están entre las partes del vegetal. Por eso es que con la manipulación de frutas y verduras hay que tener mucho cuidado, mejor si se proporcionan las verduras cocidas. Con la carne también hay que poner cuidados extremos, debe estar muy cocida.
Cifras que marcan
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se presentan 1.300 millones de episodios de diarrea en niños menores de cinco años en países en desarrollo y 4 millones de muertes por diarrea aguda, relacionadas, en el 50-70% de los casos con deshidratación.
Las demandas en salud son infinitas, año a año crecen cada vez más. A veces los médicos decimos que somos "aburridos" repitiendo siempre los mismos consejos. Pero hay que hacerlo, porque la verdad es que tenemos cada vez más casos, más y más niños internados por estos temas. A menor edad del niño, hay mayor susceptibilidad de presentar diarrea, siendo ésta de mayor intensidad y con mayores posibilidades de producir deshidratación.

