En el convencimiento de que al gobierno no le interesan demasiado las estadísticas, el Censo Nacional Agropecuario 2008 también sigue demorado y con escasas posibilidades de que alguna vez brinde conclusiones definitivas. Aun así, han trascendido algunos datos cuanto menos decepcionantes. Por ejemplo, si lo comparamos con el realizado en 2002, han desaparecido unas 60.000 explotaciones agropecuarias durante ese periodo. Para tener una noción acabada de esta herramienta inconclusa, es necesario aclarar que los censos agropecuarios se planifican recabando datos en el campo durante los meses de agosto y septiembre, y se completa con la información que se recoge en los centros urbanos durante los siguientes dos meses. En ese orden, este comenzó el 2 de junio de 2008 y se anuncio el cierre para el 30 de septiembre siguiente. Pero no fue así, por supuesto. Si lo vemos desde un punto de vista tragicómico, la Argentina ha centrado en el Guinnes por tener el Censo agropecuario más largo de la historia. Han pasado once meses sin novedades.
Cabe destacar que el censo es una fotografía simultánea de un periodo temporal muy acotado. Mientras tanto, debemos atenernos a la información brindada por el INDEC sobre los datos generales del censo 2008, que por cierto colma nuestra capacidad de asombro. Tal es el caso de la cobertura territorial y el número de explotaciones censadas hasta el 24 de agosto de 2009. Se consigna en tal sentido, que hay 24 millones de hectáreas barridas y no censadas, a raíz de estar en lugares no ubicados por los censistas, 10 millones en otros sitios interprovinciales y extra provinciales, otras 10 millones de hectáreas con productores ausentes o que se negaron a contestar, y otras 4 millones que los censistas no pudieron determinar si eran o no para el uso agropecuario. Todo esto significa que no se sabe cuántas explotaciones hay dentro de esas 24 millones de hectáreas no censadas, lo que impide conocer si efectivamente hay menos explotaciones y si fuera así, en qué cantidad. Esto lleva a la conclusión de que la no estar concluido el trabajo de campo, no se sabe cuánta es la superficie total de las explotaciones agropecuarias. Para apurar la realización del CNA, se forzó la contratación de una gran cantidad de personas con insuficiente formación para abordar un trabajo de esas características.Es evidente que la premura con que se hizo todo, tuvo que ver con objetivos que nada tienen que ver con la construcción estructural de la información censal y que junto a una manifiesta incapacidad de gestión. Es obvio que se ha perdido una herramienta imprescindible para el estudio de la actualidad agropecuaria de la Argentina y el diseño de políticas estratégicas para el sector.
Fuente: Daniel Biga, director de La Cooperación, la publicación que hace la Asociación de Cooperativas Argentinas -ACA-
