Desde un lugar privilegiado -si así puede decirse- Michel Zeghaib fue observando el creciente fenómeno de fe y devoción hacia la Difunta Correa. Es que hasta hace 5 años atrás, fue, durante tres períodos, el sacerdote que iba a dar misa hasta el paraje Vallecito. Cautivado por el aprecio popular que convirtió a este personaje en un mito fue que se animó, una vez alejado de la Iglesia Católica, a reescribir la historia, básandose no solo en hechos que encontró en los cientos de investigaciones realizadas sobre Deolinda, sino además en su propia imaginación. La novela "Deolinda, crónica de una pasión” acaba de presentarse ante la sociedad y es más allá de cualquier eufemismo, una promesa sobre la Difuntita. Tanto que es uno de los materiales literarios que representa a la provincia en la Feria Internacional del Libro, que comenzó la semana pasada.
Si bien la historia de Deolinda es conocida e inclusive hay varias versiones sobre algunos momentos de su vida, Michel Zeghaib decidió tomarla como puntapié inicial de sus intenciones por mostrar su vocación de escritor. Lector empedernido y un asiduo cronista (él mismo cuenta que conserva los cuadernos que por años escribió -y sigue haciendo- con relato de las observaciones y las experiencias que le va poniendo la vida en su camino) fue animándose de a poco a volcar en el papel sus pensamientos: primero a través de ensayos filosóficos y recientemente -se terminó de imprimir en marzo pasado- con su primer novela sobre la Difunta Correa. Este libro, basado en una especie de diario del relator, es toda una novedad para este personaje que generalmente es tomado como protagonista de escritos históricos. "La literatura me encanta desde todos sus ángulos. Pero debo reconocer que he saltado el charco ya que esta esta novela busca ser el comienzo de un devenir una carrera literaria", cuenta.
El racconto de los hechos transcurre en 1842 -aunque viaja en el tiempo hasta un año antes y hasta se extiende hasta 1845- justamente en los días de la Semana Santa. de hecho, comienza un Miércoles Santo. En el relato se entremezclan los datos que recopilaron desde Némer Barud, Pedro Echagüe, Lucy Campbell o Miguel Martos, hasta la contextualización histórica aportada por Edgardo Mendoza sobre una época cargada de enfrentamientos y pugnas políticas con la Batalla de Angaco o la lucha de General Acha. Inclusive el autor tuvo que ahondar en estudios médicos para saber a ciencia cierta que le ocurre al cuerpo cuando le falta el agua, por ejemplo. El resto, es obra de su imaginación, más muchas de las promesas y pedidos que vio que la gente le confiaba a esta mujer considerada una heroína popular, allá en su santuario. "Si bien trata de una historia de amor busca acercarse a dar respuesta a tres preguntas existenciales: cual es el sentido de la muerte, si existe o no el destino, que es el amor. Voy respondiendo en boca de los personajes. Pero a su vez cuento que Deolinda es de La Majadita, en el departamento de 9 de julio; hablo de su familia paterna, de que es devota de la Virgen del Carmen. La muestro como una mujer cargada de humanidad, que llega a enfrentarse a tentaciones, que está cargada de sentimientos. Me animo a sugerir que fue de la vida de su marido y de su criatura”, explica sobre los cuatro capítulos que componen el libro, con el cuál, de algún modo cumplió la primer y única promesa que le hizo en su vida a la milagrosa. Le pidió que le diera fuerza y capacidad para escribir sobre ella. A cambio, él le prometió "hacerla más famosa de lo que ya es”. Nadie sabe muy bien como pero el destino quiso que la novela llegara a la Feria del Libro.