Carlos Salas, tesorero de SADA, la Sociedad Argentina de Apicultura, detalla las vicisitudes del sector: mercado externo e interno, las retenciones, los volúmenes de producción y el tamaño de los apicultores. Dijo que tienen el privilegio de ser de las instituciones más antiguas del mundo, la institución fue creada en el año 1938 con una conducta de trabajo muy importante, dedicándose a la apicultura y su difusión.
Las cifras oficiales y relevadas por SADA al 31/12/12 son de 209 millones de dólares de divisas de ingreso, incorporando más divisas que la leche en polvo por ejemplo, y de cierta cantidad de alimentos básicos que se exportaban. En toneladas, son 73.000 toneladas pero eso por un saldo exportable del año 2011 por un problema de OGM (Organismo Genéricamente Modificado) que eran rechazos por Europa y fue quedando la producción en Argentina. Los números son bajos con respecto a hace 8 años atrás.
Hoy básicamente se exporta en un 56% a EEUU, 41.000 toneladas en el 2012, normalmente era mitad a EEUU y mitad a Alemania, eran los dos países que más compraban y hay 28 países a los cuales se les exporta; lo que ocurre es que EEUU ha dado de baja el problema del dumping que hubo con ellos en el 2001, con eso puede ingresar cualquier empresa al país, antes estaban acotadas la cantidad de empresas que podían entrar a EEUU, como consecuencia se abrió el mercado norteamericano y ellos no están produciendo lo que producían antes, sus apicultores se dedican a la polinización, como consecuencia están comprando a la Argentina.
Hoy en producción del año pasado hasta ahora estimo que hay 30% menos de producción del año pasado a ahora. El argentino come el 4% de lo que produce. El 95% de la miel argentina se exporta a granel, valor agregado tiene mucho, producir miel produce muchas cosas anexas como: jalea real, polen, el propóleo, etc.
La miel argentina no se fracciona en el exterior y por eso se dedica a dar subsidios a pequeños apicultores, de 20, 50 colmenas y se olvidan del apicultor grande. El apicultor grande lamentablemente no tiene sólo el 10% de retención, sino que además en el exterior, por ejemplo Europa, tiene el 17,3% de ingreso de la miel, más los gastos de exportación, llega a un 28% menos del valor del producto que realmente podría lograr el apicultor argentino.
Según Salas, la apicultura no se va a poder mecanizar más de lo que está mecanizada. Hay una etapa de la producción que es artesanal: se abre la tapa, el techo, la entretapa, se revisa cuadro por cuadro, no hay una radiografía del equipo ni un avión que vea de arriba. Cuando se abre la colmena, se ve cómo está la conducta, si está enferma o no, si hay que sacar o no la miel.
Este año la cosa no viene bien, viene muy atrasado todo, hay zonas que han bajado de lo que han producido el año pasado que era un 60% están debajo de 40%. El año pasado de 30 kg hoy está en 15 o 20 kg, es decir esta complicado. Solamente de la miel se recaudaron 21 millones de dólares, aseguró Salas.
En 2011 fue el Congreso Mundial de Apicultura, que fue muy exitoso, en aquel momento -expresó el dirigente- dijeron que el 50% de las retenciones iban a ir directamente al apicultor, al productor, a las asociaciones, a todo tipo de situación que pueda mejorar la apicultura, y lo único que se hizo realmente fue dar subsidios a pequeños apicultores que lo que hacen es sacar 5,10 tambores, lo fraccionan y lo venden de forma personal, no están en el tema de la exportación.