La necesidad de Ana Marcela Videla Astegiano de reencontrarse con sus raíces la llevó a recurrir a DIARIO DE CUYO on line para buscar a sus padres biológicos. Su historia fue publicada el domingo 2 de agosto en la edición papel y en la página web.
Ana Marcela fue dada en adopción a los 6 años junto a su hermana Sandra, de 4. Por las actas de adopción supo que sus padres biológicos se llamaban Ana María Castro y Santiago Marcelo Sánchez. Desde Málaga, España, donde vive hace tres años junto a su esposo y sus tres hijos, pudo comenzar a cerrar su historia de vida.
María Elba Noroña es media hermana de Ana María Castro y fue quien aportó los primeros datos concretos sobre la madre biológica de Ana Marcela. "Ana María murió el 1 de enero de 1987 de un ataque de presión", contó a DIARIO DE CUYO, mientras mostraba el recorte de los avisos fúnebres del diario. Con lágrimas en los ojos, María Elba, relató la emoción que le provocó tener noticias de Ana Marcela, a quien cuidó de niña porque vivió un tiempo con Ana María. "Me fui a Córdoba por unos días, cuando volví las chicas ya no estaban. Ana María nunca quiso decirme dónde estaban las niñas. Yo las hubiese cuidado, aún cuando tenía 18 años".
El reencuentro de Ana con su tía se produjo telefónicamente, después de un par de correos electrónicos que intercambió con Vanesa, hija de María y su nueva prima.
Ana Marcela pudo saber que su madre se separó de su padre, que además de Sandra, con quien fue dada en adopción, tiene dos hermanos más, Sonia y Héctor, con quienes intentará algún contacto a través de su "nueva" tía. También se enteró que Ana María Castro volvió a formar pareja y tuvo cuatro hijos más, hermanos.
El impacto fue grande. Pero esta sanjuanina radicada en España, asegura que aprendió que "en la vida todo al final tiene un fin, un propósito para crecer a pesar de las heridas y el dolor, que al final algo mucho mejor vendrá".
Sobre la suerte de Santiago Marcelo Sánchez, una sobrina llamada Dora Sánchez, aseguró a DIARIO DE CUYO digital que Santiago Marcelo murió hace más de 20 años en Caucete, sin que pudiera aportar más datos.
"Quizás no cumplí con mi objetivo de hallarlos vivos y decirles que no guardo rencor, sino que mi corazón alberga sólo amor y compasión porque no se como han vivido con toda esta historia a sus espaldas", dice Ana Marcela después de conocer las noticias sobre sus padres. "Esta es una página que se cierra, de un libro que se terminó de escribir hace muchos años para ellos y hoy gracias al periódico que hizo realidad el encuentro con mi familia, puedo saber el fin de ellos", confiesa esta mujer que, después de tantos años, podrá cerrar una etapa en su historia.

