Anticipándose al día del amigo, que se celebra mañana, varios sanjuaninos que viven fuera de la provincia escribieron al sitio digital del DIARIO DE CUYO para saludar a esos compinches que supieron tener en San Juan y que ya no ven desde hace tiempo, aunque están presentes todos los días en su memoria y en sus corazones.
Un ejemplo de ello es Sergio Daniel Díaz, quien desde Buenos Aires contó que se pone
triste cuando recuerda a todos los que viven en la "cuna del hockey, un deporte hermoso que nos identifica en el mundo". Será por eso que planea volver en diciembre.
Por su parte, Juan Marcelo Giménez González, que hace cinco años que está trabajando en La Plata, pidió a todos sus conocidos que le escriban a su dirección de correo electrónico pero hizo extensiva la invitación al resto de los comprovincianos y "en especial a los cauceteros", esa "gente que te brinda todo su cariño y su amor".
Paola Furio es otra lectora que quiso resaltar la importancia que tienen para ella todos los afectos que dejó hace años, cuando partió buscando un mejor provenir económico.
Por otra parte, merecen un comentario especial los que quieren hacer nuevos amigos. Tal es el caso de Carolina, que desde Nerja, España, escribió para contactarse con otros sanjuaninos ya que, en su opinión "hay muchos con los que se podría charlar y tomar algo sin ponerlos en compromiso, ni pedirles nada", según se encargó de aclarar.
Otra carta con mucho sentimiento fue la de Coco Tobal. Desde Canadá, él repasó muy divertido todos los apodos que le pusieron sus amigos de San Juan. "Me decían mechudo, iracundo, abu, cocazo. Otros me llamaban flaco, lince, rocanrolero y mucho más", confió. Además señaló que fue por culpa de "los malos gobiernos", que decidió irse y "dejar lo bueno". Y desde ese país del norte asegura recordar a menudo "al panadero del Valle" y a los hinchas de Huracán.
Ni el tiempo ni la distancia parecen romper los lazos de amistad que estos lectores del diario ataron mientras vivieron en San Juan. Y como dicen las estrofas de la canción "un amigo es una luz brillando en la oscuridad", esa que se enciende con cada carta afectuosa que envían al diario, como para sentirse un poco más cerca, aunque sea a través de internet.