En este caso los rumores y filtraciones apuntan en dos sentidos: aprovechando que el iPhone cumple diez años habrá un modelo adicional a los dos tamaños clásicos, con un aspecto diferente, gracias a que usará una pantalla con marcos mínimos (al estilo del Galaxy S8, LG G6 o Xiaomi Mi Mix) y que no tendrá el botón frontal que incluyó durante una década.
 

 

La lectura original de este cambio -no confirmado, dicho sea de paso- era que Apple usaría un sensor de huellas digitales oculto detrás de la pantalla; así lo intentó Samsung para el Galaxy S8, pero la tecnología no estaba lista; así lo mostró Vivo (la firma china que se metió en el top 5 de mayores fabricantes en 2016) la semana pasada.
 

¿Tiene Apple una tecnología más avanzada que la de sus competidores, para ubicar el sensor detrás del display? Eso asumen algunos. Otros, como Ming-Chi Kuo, piensan diferente. ¿Quién es? Un analista de la firma KGI, que suele hacer sus predicciones sobre cómo será el siguiente iPhone con una tasa de acierto notable, ya que apela a información que le brindan proveedores de componentes. Un hombre muy informado, que confirma al resto al asegurar que Apple ofrecerá tres iPhones este año: los modelos clásicos de 4,7 y 5,5 pulgadas, y otro de 5,8 pulgadas pero con un volumen similar al de 4,7 pulgadas (es decir, en el que la pantalla ocupará una mayor superficie del frente).
 

Pero con una diferencia notable: ese tercer modelo apelará a una pantalla OLED y no usará un sensor de huellas digitales oculto, sino que usará reconocimiento facial. ¿De veras? ¿El que se dejó de usar porque falla siempre, sin importar cuánto avance la tecnología? Sí, pero al estilo Apple: dándole una vuelta de tuerca para que esta vez funcione. Al menos, en teoría.
 

En este caso, sería un sistema que hará un análisis tridimensional del rostro del usuario, para evitar ser confundido por una foto de alta resolución, la estratagema más efectiva contra estos sistemas