Asma es una palabra de origen griego, que significa dificultad para respirar. Se trata de una enfermedad de los bronquios, generalmente de base inmunoalérgica, caracterizada por crisis periódicas de dificultad respiratoria.Además del factor hereditario las personas con esta patología suelen sufrir crisis por el contacto con diversos elementos alergénicos del medio (ácaros, polen, polvillo, etc.). En el caso del adolescente, el asma merece un capítulo aparte, ya que el factor emocional hace que la enfermedad no se maneje acertadamente.

Durante esta etapa de vida las personas están en la búsqueda de una imagen particular, que las diferencie del resto. Esta se construye en base a las experiencias y a ciertos modelos, que operan como patrones a seguir.Los adolescentes con asma alteran su imagen, debido a la vergüenza que les produce su sintomatología (tos, silbidos y dificultad para respirar).

Como consecuencia sólo apelan a los paliativos eventuales como los corticoides y broncodilatadores y no realizan el tratamiento correspondiente. Esta conducta genera una dependencia hacia el medicamento tan intensa, que si por alguna razón lo olvidan y no pueden conseguirlo inmediatamente, caen en una situación de angustia que suele determinar una crisis severa.

En líneas generales puede decirse que los adolescentes asmáticos tienen las siguientes características:

-No aceptación de la condición de asmáticos: Les resulta difícil reconocer que poseen algo que los hace distintos a sus pares.

-Negación de los síntomas: Aunque sientan silbidos en el pecho y comiencen a sentir problemas para respirar, intentan convencerse de que todo está bien.

-Manifestación de síntomas al correr: Es posible que no presenten grandes síntomas al ejercitarse, pero su cuerpo nunca funcionará normalmente.

-Rechazo a los medicamentos: No logran comprender la importancia del tratamiento prolongado y permanente. Como consecuencia no reciben la medicación preventiva con la frecuencia y la cantidad adecuados.

-Preferencia por los broncodilatadores: Necesitan tener a mano un aerosol, para "resolver" las crisis, cuando se presenten. Incluso suelen someterse a dosis elevadas automedicadas.

-Rechazo a los corticoides: Debido a que el tratamiento con esta droga puede provocar sobrepeso, acné, aumento del vello o estrías no admiten incorporarlo, aunque sea sumamente necesario.

-Modificación de lazos familiares: Si la familia está pendiente de su enfermedad se muestran esquivos y rebeldes o por el contrario se vuelven sobredependientes.

-Sometimiento a climas adversos: Muchas veces se enfrentan al frío sin el abrigo necesario. Esto produce enfriamientos que facilitan las infecciones virósicas y las crisis.

-Desinformación: Habitualmente los adolescentes desconocen los medicamentos preventivos y los sintomáticos y la acción de los corticoides. Tampoco saben detectar precozmente los síntomas iniciales de una crisis y los recursos para controlarlos.

-Padecimiento de conflictos emocionales: Durante la adolescencia se enfrentan diversas situaciones, que generan angustia, temor, tristeza, miedo y estrés. Estos factores suelen ser desencadenantes o agravantes de las crisis.

-Convivencia con elementos nocivos: Generalmente los chicos asmáticos no fuman, pero asisten a lugares donde el humo del tabaco es intenso. Esto se siente más aún en ambientes cerrados.

A pesar de que la muerte por asma no es elevada a ninguna edad, durante la adolescencia es cuando mayor riesgo existe. Cabe mencionar que en ningún período de la vida el asma produce tanta mortalidad, y habitualmente, de manera súbita.Los integrantes de la familia de un adolescente asmático deben aprender a comprenderlo y acompañarlo, para que él sienta que están siempre presentes. Cuando ocurre una crisis tienen que cooperar, pero permitiendo que adquiera individualidad e independencia.También es fundamental brindarle estabilidad familiar, para evitar los ataques emocionales; el apoyo psicológico de un experto puede ser de gran ayuda.Además es vital concientizarlo del cambio de vida que pueden realizar los tratamientos preventivos, que consisten en el aprendizaje de ejercicios de respiración y relajación, el conocimiento de recursos para detectar un posible ataque y la aplicación de medicación desensibilizante (vacunas) para el tipo y grado de asma.

Habitualmente después de 3 ó 4 años de tratamiento se logra crear un efectivo anticuerpo bloqueador, que evita las crisis ocasionadas por sustancias alergénicas externas.