Calidad, diseño, historia, son algunos de las características que llevan a comprar una prenda o un accesorio en una de las llamadas tiendas vintage. Que sean de segunda mano poco importa en estos casos. Sus clientes habituales no buscan lo más reciente del mercado ni miran las colecciones que se lanzan en cada temporada sino más bien, todo lo contrario. Aman los modelos que, por sus materiales, confección y estilo, sobreviven con elegancia al paso del tiempo.

Aunque este tipo de comercios están lejos de ser novedosos, experimentan un auge mundial, con apertura de nuevos espacios que se convierten en lugares de visita obligados de celebrities y trendsetters.

La legendaria tienda norteamericana What Goes Around Comes Around no sólo es un ícono neoyorquino desde 1993 (con sedes en el Soho y el East Hampton) sino que se expandió a Miami y en octubre del año pasado abrió su sexto local en Los Ángeles. A la inaguración asistieron estrellas de Hollywood como Milla Jovovich y Rashida Jones, que se mostraron fascinadas por antiguos modelos de Chanel, Céline, Fendi y Louis Vuitton.

Otro famoso fiel a esta tendencia es el músico de rap y diseñador Kanye West, confeso fanático del exclusivo show room Melet Mercantile, ubicado en el corazón del barrio Tribeca en Nueva York, tan exclusivo que sólo se puede acceder a él con cita previa.

El vestido de 30 euros de Sarah Jessica Parker


Referente fashion mundial, Sarah Jessica Parker lució un vestido de segunda mano en una reciente gala de la señal HBO en Madrid. Lo compró en Williamsburg Vintage Clothes, un local del barrio Malasaña, y dijo haberlo pagado 30 euros. “Valió cada centavo”, dijo la estrella de Sex and the city, a quien le llueven propuestas de grandes diseñadores de alta costura para vestir sus creaciones.

El modelo retro elegido fue un diseño con transparencias y encaje negro, que combinó con medias de red y stilettos (de color violeta, el día que visitó la tienda y dorados el día del evento). Un little black dress que bien pudo haber sido usado antes por alguna española que, decidida a renovar su guardarropas, lo vendió al local trendy. Nada se pierde.