Empiezan las vacaciones de verano, y los chicos pasan más horas en casa. Esto puede traer dificultades en la dinámica familiar: la mayoría de los "mapadres" continúan trabajando en el mismo horario que antes de las vacaciones, y comienzan los malabarismos para que los niños pasen un lindo verano y sean bien cuidados.

Las vacaciones para los chicos son una pausa en su rutina y un momento para descansar. Poner "niños" y "descansar" en la misma frase parece un chiste, pero ¡es cierto! Ellos merecen también despejar su cabecita de las tareas diarias.

¿Qué podemos hacer para pasar tiempo juntos?

Cocinar.

Volver a la cocina. Desempolvar las recetas escondidas de la familia. Probar cocinar diferentes porotos. Permitirles que amasen, que revoleen harina, que hagan gusanitos de masa. Que le pasen la lengua a sabores nuevos (y nosotros también). Animarnos a probar esa verdura que nadie probó.

Sembrar.

Existen plantitas muy aguantadoras, para sol y sombra, con pocos cuidados. Podemos ir todos juntos a elegirla y convertirla en una responsabilidad compartida. También podemos inventar una pizarra para ir escribiendo los progresos, la importancia de regarla, de correrla del sol... Otra opción es aprender a germinar alguna semilla.

Jugar con el agua.

Nunca falta la piletita de goma que entra en cualquier lado o, en su defecto, bañera o palangana. Un poco de agua fresca, y a jugar a trasvasar, a salpicar, a refrescarse. Ojo: siempre ante la mirada de un adulto: los chicos se pueden ahogar con muy poquita agua. Podemos hacer flotar barquitos de papel, ponerle color al agua con colorante vegetal, hacer hielos de colores y ver como se desarman...

Podemos elegir todos juntos un librito e ir leyéndolo de a pedazos, actuando el cuento. Hasta podemos disfrazarnos como el cuento, elegir otros finales, armar otras historias con los personajes...

Para las actividades al aire libre (picnics, días de tomar mate en el pastito, pileta...) es importante siempre respetar los horarios donde no podemos estar al sol por riesgo: de 11 a 16 horas. Luego, recordar usar protector solar y ropa que nos proteja.

¿Natación para bebés?

La natación para bebés es una actividad muy linda para toda la familia. La edad de inicio depende del bebé y de sus características particulares, por eso es importante la consulta con el pediatra. Generalmente, es posible iniciar la actividad entre los cuatro y seis meses, cuando los bebés tienen varias dosis de vacunas y están más protegidos.

La idea no es que el bebé "aprenda a nadar", sino que vivan un momento de juego y disfrute. Es un rato sin el celular, en contacto piel a piel entre el cuidador y el bebé. En muchos centros pueden participar mapadres, abuelos, tíos... Es importante informarnos acerca de los métodos de limpieza de la pileta, y si hacen análisis microbiológico del agua regularmente, para más seguridad.

Tenemos que tener en cuenta la modalidad del natatorio y su respeto hacia las familias: no obligar a los bebés a meterse abajo del agua, pedirles permiso, respetar su cansancio. No siempre van a tener ganas de ir a la pileta, y eso está bien. La idea es que disfrutemos todos.

La proximidad con la infancia nos permite también recordar, atravesar y traer cuestiones de la propia infancia. Y, por sobre todo, en este mundo de adultos apurados, volver a aprender a jugar, de la mano de los niños.

FUENTE: CLARÍN