Benz Patent-Motorwagen
 


Hay unanimidad entre los historiadores: el faro de Karl Benz consagra al primer automóvil propulsado a combustión interna de todos los tiempos. El 29 de enero de 1886 es el punto de origen de una próspera y fecunda industria. La fecha responde al otorgamiento de la patente del revolucionario instrumento móvil: 37435 fue el número del registro alemán de patentes. Recibió el nombre de Benz Patent-Motorwagen, la traducción literal de quién era, su presentación: "auto a motor patentado Benz". Tres ruedas, una sola marcha, un propulsor de combustión fósil dotado por un único cilindro de 462 cc, una velocidad máxima no superior a los 17 kilómetros por hora, una potencia máxima de 0,9 caballos. Se movía gracias a la gasolina que para aquellos años sólo se vendía en farmacias. Presentaba innumerables innovaciones de época: construido con tubos de acero y paneles de madera, caucho sólido y llantas de acero para las ruedas, con la firma propia de Benz. Era un vehículo funcional: motor, chasis y tren de tracción constituían una unidad integrada. Su aparición pública, fechada el 3 de julio de 1886, despertó controversias, desconfianza, temor. Era una máquina peligrosa que corrompía los esquemas de movilidad reinantes.
 

Ford Model T
 

"Voy a construir un coche para el pueblo: el automóvil universal". Era 1906 y un tal Henry Ford avizoraba su sueño. Dos años después, fabricó el Ford Model T, no con un principio filantrópico en pos de la evolución de la humanidad, sino para generar réditos en su economía. Fue el primer automóvil fabricado en serie, sobre línea de montaje. El 27 de septiembre de 1908 en la Planta Piquette, en Detroit, Michigan, la industria daba un paso prioritario para la producción de vehículos de gran demanda. El Model T expandió las fronteras del automóvil: el "fordismo", aquél sistema socioeconómico regido por la producción industrial, permitió popularizar un servicio de transporte hasta entonces aristocrático gracias al descenso en los costos de fabricación masiva.
 

Willys
 

Año 1940. Estados Unidos no estaba involucrada en la Segunda Guerra Mundial, pero de alguna manera deseaba intervenir. En junio de aquel año, las Fuerzas Armadas elevaron una licitación a 135 compañías automotrices: tenían menos de 50 días para presentar un vehículo de reconocimiento ligero con un detallado requisito. Cada compañía debía producir 1.500 unidades con un diseño específico: capacidad de carga de 270 kilos, peso bruto inferior a 590 kilos, tracción en las cuatro ruedas, caja de transferencia de dos velocidades, arquitectura rectangular, parabrisas plegable, menos de un metro de alto y menos de dos metros de distancia entre ejes.

Estaban concibiendo, sin saberlo, el primer vehículo de la historia con condiciones off-road. La firma American Bantam Car Manufacturing Company había fabricado el modelo ideal pero carecía de infraestructura para responder a la demanda del ejército. Los planos pasaron a manos de la solvencia que declaraban otras dos compañías: Willys-Overland Motor Co. y Ford Motor Company. El primero se consagró como el principal fabricante de vehículos militares estadounidenses gracias al acoplamiento del celebérrimo motor Go Devil, un cuatro cilindros de 2.2 litros y sesenta caballos de potencia. Ambas firmas contribuyeron a derrotar al fascismo: más de 200 mil unidades fueron vendidas a ingleses y soviéticos para asaltar Berlín desde Moscú y Normandía en mayo de 1945.
 

Volkswagen Beetle
 

El auto más popular de todos los tiempos es una historia en sí mismo. Nació para tal propósito, bajo esa única premisa: ser popular. Luego los hechos lo convirtieron en uno de los automóviles más icónicos de la industria y el cuarto vehículo más vendido de la historia. Pero su concepción fue idea de Adolf Hitler, obra encargada a Ferdinand Porsche, con el expreso pedido a Volkswagen de crear un vehículo que motorice al pueblo germano, un "auto del pueblo" que reactive la economía abatida por la Segunda Guerra Mundial.

Porque aunque su nacimiento esté asociado a un escenario sociopolítico teñido de tragedia, evolucionó hasta configurar una personalidad vitoreada. El Volkswagen Type 1 es también el cariñoso "Beetle" o el simpático "Escarabajo". 
 

Mini
 


Asumió la revolución del concepto de auto urbano. Inauguró nuevos estándares, instauró nuevas ideas. Fue catapultado al altar de los vehículos populares en la segunda mitad del siglo XX cuando las esquirlas de la Segunda Guerra Mundial detenía el progreso. Emula las formas que inspiraron al mítico Beetle: la reconstrucción social luego del conflicto bélico demandaba autos accesibles y confiables. Sus dimensiones compactas, su utilidad, su fiabilidad, su dinámica ágil, la sencillez de su uso hicieron del Mini el auto británico del siglo XX por excelencia.