Luego del parto es normal que la mujer experimente cambios en su estado de ánimo. Un amplio porcentaje de mamás pueden adquirir una leve forma de depresión llamada "tristeza post parto", que comienza a los pocos días de haber nacido el bebé, pero que no dura más de 2 semanas. En esta etapa la mujer puede sentirse sensible, ansiosa, cansada, irritable e incluso experimentar problemas para dormir. Con el transcurso de los días, y cuando ya haya descansado lo suficiente y se adapte al cuidado del bebé, la tristeza post parto desaparece.

Sin embargo, si esta etapa se extiende más allá de las 2 semanas puede ser un indicio de depresión post parto (DPP), que es un estado clínico que puede durar hasta un año.

Los los factores que la provocan, pueden ser varios, entre ellos hormonales, bioquímicos, genéticos, psicológicos y ambientales. El descenso repentino de las hormonas luego del parto puede ser una de las causas. También las responsabilidades que aparecen con respecto al cuidado del bebé derriban el estado de ansiedad y felicidad que traía asociado el embarazo. Además el cuidado de un recién nacido no es gratificante para todas las madres, ya que al principio las cosas pueden salir mal, generando profundos sentimientos de frustración.

Los síntomas de la DPP incluyen:

-Inquietud o irritabilidad: Esto se extiende a la familia, e incluso los otros hijos y el recién nacido. Se siente una cierta desorganización en los pensamientos y algo de incapacidad en cuanto a las tareas.

-Tristeza y llanto repetitivo.

-Falta de energía.

-Dolores de cabeza, en el pecho, palpitaciones (latidos rápidos del corazón), adormecimiento de las partes del cuerpo o hiperventilación (respiración rápida y superficial.)

-Incapacidad para dormir, extrema sensación de cansancio, o una mezcla de ambos.

-Trastornos alimenticios: La mujer normalmente, no tiene ni tiempo ni ganas de comer, lo que puede llevarla a sentirse malhumorada y cansada. Otras madres lo hacen al revés, comen en exceso para aliviar el malestar psicológico.

-Problemas para concentrarse, recordar o tomar decisiones.

-Extremadamente preocupación por el bebé o apatía.

-Sensación de inutilidad y culpabilidad.

-Intensa ansiedad producida por la sensación de incompetencia en el cuidado del recién nacido.

-Miedo de lastimar al bebé o a una misma.

-Abulia por las actividades.

-Carencia de libido.

-Agobios, sensación de no tener tiempo para nada. Dificultad para establecer nuevas rutinas frente al bebé y a la nueva situación que se vive.

Algunos hábitos que ayudan a tratar la DPP

-Descansar lo máximo posible, aprovechando cada vez que el bebé duerma.

-No presionarse tratando de hacer todo y complacer a todos; hacer tanto como se pueda y dejar el resto.

-Pedir ayuda con las tareas de la casa y la alimentación del bebé durante la noche.

-Hablar con la pareja, pareja, familia y amistades acerca de las sensaciones que se están experimentando.

-No pasar mucho tiempo sola. Vestirse y salir de casa al menos a hacer compras para la casa.

-Caminar un rato por día.

-Pasar un tiempo sola con la pareja.

-Los foros de internet son de gran ayuda porque conectan con mujeres que pasan o pasaron por lo mismo y esa interacción ayuda a sentirse acompañada y comprendida.

Si luego de dos semanas de realizadas estas acciones la DPP continúa o se acrecentó es imprescindible consultar con un psicólogo, un psiquiatra o un médico de familia, que ayude a encontrar la solución, en ocasiones a través de medicación específica, ya que esta patología no tratada a tiempo puede ser peligrosa, porque conduce a la mujer a la falta de cuidado de su bebé, rompe el vínculo natural y provoca un distanciamiento entre ambos. Si persiste, produce inseguridad en el niño y un deterioro en su adquisición de conocimientos y aptitudes.