“Si no somos nosotros mismos los que nos preguntamos donde podemos mejorar, o qué recursos podemos optimizar, otros harán esas definiciones”. La frase es uno de los puntos centrales de un comunicado que Fabián Lombardo, el presidente de Aerolíneas Argentinas, envió en la noche del lunes a los más de 12.0000 empleados de la línea aérea estatal y lo hizo con la intención de avisar.

Desde la conducción de la empresa decidieron recortar durante el mes de mayo un 20% los vuelos de cabotaje y quieren evitar conflictos internos.

El lápiz rojo caerá, al menos en esta etapa, sobre los vuelos que se hacen dentro del territorio nacional. En Aerolíneas entienden que por el momento ya hicieron parte del ajuste en el capítulo de los vuelos internacionales con la eliminación de la ruta entre Buenos Aires y Nueva York, que será levantada a partir de agosto.

Según confiaron a Clarín fuentes internas de Aerolíneas, la decisión con los vuelos internos fue un recorte, durante mayo, de 18% en relación a lo que la empresa operó durante el mismo período de 2023.

Fuentes gremiales señalaron que el ajuste es todavía más fuerte: según estas fuentes, la cancelación de vuelos y frecuencias equivalen a 31% de lo que se había planificado en enero para este mes de mayo, que fue cuando Lombardo acababa de asumir como presidente de la compañía, en reemplazo del camporista Pablo Ceriani.

Hay por un lado un dato objetivo, que es la caída de la demanda interna por la recesión. Pero además Lombardo, quien había formado parte de la conducción de Ceriani en los cuatro años previos, está comunicando a su gente que quiere aplicar un criterio más propio de una línea aérea comercial y dejar de volar rutas con pocos pasajeros.

“Esta modificación se debe a un cambio en la política comercial de la aerolínea: en vez de sostener la oferta durante la temporada baja y, por ende, los costos variables, se optó por adaptarla a la demanda proyectada. Esto resulta en una importante reducción de costos y en un aumento de eficiencia de la flota”, dijeron fuentes internas de la empresa.

Lombardo, en la carta que envió a los empleados el lunes, no proporcionó detalles de la nueva estrategia pero fue muy claro con el propósito: busca bajar el déficit a la mitad. Desde su estatización en julio de 2008, gracias a una ley que aprobó el Congreso y que ahora está suspendida por el DNU 70, los contribuyentes argentinos estaban obligados a sostener económicamente a Aerolíneas. Esa obligación le costó al Estado el equivalente a más de 8.000 millones de dólares en pérdidas acumuladas.

“La realidad inobjetable es que la empresa no logró resolver sus problemas estructurales y sostiene, desde hace más de una década, un déficit operativo profundo”, dijo Lombardo en su carta.

Agregó: “En un contexto en el que muchos argentinos están haciendo un gran esfuerzo por salir adelante, cada centavo que se aporta desde el Estado para que Aerolíneas subsista tiene que ser y va a ser cuestionado. Esto nos obligará a todos, y a mí en particular, a tomar decisiones difíciles”.

Un detalle de la carta de Lombardo es una admisión implícita: dice que si las cosas salen bien y logran bajar el déficit a la mitad durante 2024, “será el mejor resultado en los últimos siete años”. Hace siete años gobernaba Macri y el déficit de Aerolíneas fue por el equivalente a 157 millones de dólares.

Eso echa por tierra el argumento que el año pasado esgrimió la conducción de Ceriani en el sentido de que Aerolíneas había dejado de pedir plata al Tesoro. En las próximas semanas la empresa debería publicar su balance 2023, auditado por una firma internacional independiente, y ahí se sabrá cómo fueron los resultados del año pasado.

 

Fuente:  Clarin