Pese a su larga tradición de silencio, el Opus Dei está presente en las redes sociales para ganar adeptos y desmentir algunas acusaciones, un cambio marcado por las nuevas tecnologías de la información, sobre todo las redes sociales, que son ampliamente usadas por ‘la Orden‘ (como también se la conoce) para modificar la idea que se tiene sobre ella, sin importarle las críticas.
 
Estas acusaciones quedan online sin ser borradas por los community manager que administran los servicios. 
Parafraseando a Oscar Wilde, ‘que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen‘.

Tal vez aprendieron la lección tras el revuelo que provocó el libro de Dan Brown, El Código Da Vinci, llevado luego al cine con el protagónico de Tom Hanks.

Allí se mostraba a un obispo del Opus Dei que no tenía ningún reparo en mandar asesinar para alcanzar sus objetivos. Y el sicario era un monje, también fanático hasta la sinrazón.

A partir de ese momento, la política de comunicación que tenían cambió, tal como ellos mismos lo admiten.

En el plano local, ‘la Orden‘ tiene un perfil en Twitter (@opusdeiarg), con 1.899 seguidores y página Web (http://opusdei.org .ar/es-ar/). Para España y latinoamérica cuenta con Facebook en español (https://www.facebook .com/opusdei.esp/) con casi 140 .000 likes; Instagram con 16.300 seguidores, y la posibilidad de compartir sus publicaciones por medio de Whatsapp. No usa Snapchat. 

Además, pueden bajarse libros del Opus en las tiendas virtuales Google Play y iTunes para móviles con sistemas operativos Android y iOS (de Apple). El Opus Dei fue fundado en 1928 por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), canonizado por el papa Juan Pablo II.

En 40 de los países en donde está el Opus hay oficinas de prensa, a cargo de expertos en las nuevas herramientas de la tecnología de la información.

En todo el mundo, son aproximadamente 90.000 los miembros de la prelatura, 2,5% de los cuales son sacerdotes. En la Argentina, según datos oficiales brindados a Télam, rondan los 5.000 los integrantes. Carecen aquí de iglesias propias, pero sí cuentan con una veintena de colegios primarios y secundarios. Así como también tienen una oficina de comunicación, ubicada en uno de los más tradicionales edificios porteños, en Florida y Diagonal Norte.
Allí Télam es recibido por dos mujeres jóvenes, ambas egresadas de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Austral.

Son Josefina Madariaga, directora de Contenidos, y la directora de Prensa, Florencia Beramendi. Son supernumerarias de la Orden. Los que pertenecen al Opus Dei pueden ser supernumerarios, numerarios (son célibes y viven en residencias de la prelatura) y agregados (son célibes).

Josefina y Florencia son las autoras de un comunicado reciente titulado ‘Vivir la fe en el siglo XXI: la tecnología aliada de la misericordia‘.

Explican que se les ocurrió escribirlo al casi terminar el año de la misericordia, dispuesto por el papa Francisco, ya que ‘así como hay que ayudar a quien lo necesita en el mundo real, hay acciones en el mundo digital que podemos realizar vinculados con la misericordia‘. Florencia Beramendi dice que ‘en el ámbito de las redes sociales, primero uno tiene que pensar en los demás y no en uno mismo.

Esto puede ir desde dar un like hasta tolerar con paciencia a los hipercomunicativos de los grupos de Whatsapp‘. 


Ambas explican que se analizan las tendencias en las redes sociales para luego fijar sus estrategias en comunicación. ‘No nos mandamos solas, esto forma parte de una política informativa mundial abierta, aunque con las particularidades propias de cada país‘, dicen.

Josefina Madariaga aseveró que ‘globalmente se está dando un giro en la comunicación y tenemos que entender que el mundo pasa por las redes sociales y que vivimos un nuevo paradigma‘. 
Cuando se les pregunta la razón de la mala prensa del Opus Dei, cosa que no ocurre con otras órdenes religiosas, responden que ‘el desconocimiento y los prejuicios.

Por eso las redes sociales son un camino para llegar a la gente. Incluso, el estreno del Código Da Vinci fue positivo para nosotros, ya que mucha gente se acercó y pudimos explicarles cómo somos en realidad‘.