Respira, parpadea, tiene pulso, ritmo cardíaco, sangra y hasta orina. No es un ser vivo, sino un simulador de paciente humano único en Sudamérica, presentado en Argentina para la formación de anestesistas.

Con un costo superior a los 500.000 dólares, la Asociación de Analgesia, Anestesia y Reanimación de Buenos Aires adquirió el simulador para que estudiantes y profesionales puedan ver de forma realista las respuestas humanas a las intervenciones terapéuticas, desde las simples a las más delicadas, explicaron en la entidad.

El simulador, presentado en Argentina a fines de noviembre pasado, es un muñeco del tamaño de un humano, en el que se puede simular cualquier situación adversa en un quirófano con ‘un nivel de realidad con muy pocas diferencias con lo que le pasa a un ser humano‘, indicó el vicepresidente de la asociación, Marcelo Campos.

Instalado en una suerte de quirófano con los equipos de anestesia que se puede encontrar en un hospital, la imagen del muñeco adquiere aún más realidad al verlo conectado al suero y a un monitor de signos vitales.

Simulaciones
El simulador se compone por el muñeco de goma, un sofisticado software, un grupo de accesorios y unas máquinas montadas en una sala de comandos desde la que se puede ordenar cualquier ‘evento‘ en el supuesto paciente, desde una arritmia hasta una patología extraña a la que haya que responder en el momento.

‘Incluso, cuando realizamos las simulaciones con los estudiantes, le añadimos la angustia que se genera con cualquier situación adversa en un quirófano, con comentarios que causan mayor tensión y complicaciones en el cuadro del supuesto paciente que monitoreamos desde la sala de comandos‘, manifestó Campos. Entre los accesorios que acompañan al muñeco figuran unas ‘pieles‘ con heridas o quemaduras para prácticas con este tipo de casos, además de una bomba que permite generar distintos flujos, similares a la ‘sangre, orina y mucosa‘, señaló el titular de la entidad, Carlos Carbajal.

Hasta pupilas
El simulador tiene pupilas que se agrandan o achican con la luz, y hasta puede intercambiar sus genitales. También puede recibir inyecciones, con el mismo efecto que percibiría cualquier persona, en tiempo real.

Durante una demostración, tres profesionales modelaron una típica situación de quirófano, logrando transmitir la tensión de dificultades como colocar un tubo flexible en la tráquea, con un obstáculo habitual, como la rigidez de la lengua, impuesta al muñeco desde el panel de control.

En una cirugía virtual, los asistentes pudieron tantear el pulso en muñeca, auscultar los pulmones, ver programar los latidos y hasta medir la presión arterial, así como la administración de drogas. ‘Se le pueden programar situaciones tales como un sangrado o una baja de presión arterial‘, dijo Campos. La fabricación maniquí que llegó a Buenos Aires estuvo a cargo de estadounidenses vinculados a los simuladores aéreos.