Crece la tendencia en Europa que el consumidor disponga de piezas e indicaciones necesarias para restaurar sus aparatos.

 

La durabilidad de los productos tecnológicos o, lo que es lo mismo, su capacidad para operar en condiciones óptimas durante un tiempo determinado, no sólo afecta a los consumidores y a las decisiones que toman para adquirirlos, sino que también tiene fuertes implicaciones medioambientales.

"¿Cómo podemos esperar que los consumidores tomen una decisión sostenible si ni siquiera están debidamente informados sobre la durabilidad de los productos?", se pregunta el eurodiputado francés de los Verdes, David Cormand. Sobre la base de estas cuestiones emerge la idea del "derecho a reparar": que el consumidor pueda disponer de las piezas e indicaciones necesarias para restaurar sus aparatos y cuente con información veraz sobre la vida útil del producto para hacer un consumo consciente en términos de responsabilidad medioambiental. Cormand es ponente de una resolución aprobada por la comisión de Mercado Interior del Parlamento Europeo (PE), en virtud de la cual los diputados piden un justo "derecho a reparar" que proteja a los consumidores y que esté alineado el Pacto Verde (Green Deal), una prioridad europea y el "leitmotiv" de la transición ecológica de los Veintisiete. "La sostenibilidad no está hecha de acciones esporádicas y no relacionadas, sino que debe ser considerada de manera sistemática", explica el diputado europeo que ha puesto en marcha esta iniciativa que quiere crear un marco legal en la materia y "poner fin al mito de que los consumidores deben soportar la carga de la transición ecológica".

"Hemos perdido nuestra cultura de la reparación; nuestros padres y nuestros abuelos compraban algo, lo reparaban diez veces y seguía funcionando", dice el director de Asuntos Legales y Económicos de la organización europea de consumidores (BEUC), Agustín Reyna, al apuntar quien a la "necesidad de cambios en la legislación para que el consumidor pueda tener un rol activo" en la actualidad.

No obstante, el consumidor sí tiene voluntad: un Eurobarómetro publicado en el mes de marzo sobre el impacto de la digitalización revela que el 78% de los europeos cree que los fabricantes deberían facilitar la reparación. Fomentar la reparación de los productos también ayuda a crear muchos empleos locales en el sector de la reparación y en el mercado de segunda mano donde otras personas se pueden beneficiar de un producto que funciona y lo puede comprar a un precio más accesible que el nuevo.

 

Por María Moya
Agencia EFE – Especial
Bruselas – Bélgica