Señor director:


En la percepción del portugués Bruno Maçáes, estamos asistiendo al nacimiento del continente eurasiático, de tal modo que, en un plazo de veinte años, no se podrá hablar de Europa y Asia como entidades separadas, pues serán un mismo espacio político y económico. Ni que decir tiene que la expansión económica de China, con su ambicioso proyecto de infraestructuras conocido como Belt and Road o la Nueva Ruta de la Seda, contribuiría a esa transformación. Tal es el "sueño chino" al que se refiere Xi Jinping, el que le permitiría convertirse en la primera potencia mundial para 2049, centenario de la revolución maoísta. En el momento en que China se convierta en la primera economía mundial, afianzará su influencia política en el mundo (como ya lo está haciendo en Latinoamérica, donde se aprovecha de economías pobres y gobiernos sospechados de poca integridad moral). Entonces se enfrentará a los valores occidentales de la democracia y los derechos humanos.

Valentín Carrillo
DNI 40.285.832