Celebrando el jubileo del Bicentenario parroquial, nos detuvimos unos días para hacer memoria agradecida - desde la oración, y como familia de Dios -, convocados por la Fe en Cristo, y de la mano de la Inmaculada Virgen María. Cuántos recuerdos, cuántos acontecimientos transcurridos bajo la mirada providente de nuestro Padre Dios, "porque es eterna su misericordia" (cfr. Sal 136). Recordamos con afecto, ante el Señor, en cada Eucaristía, a tantos hermanos en la Fe que nos han precedido en el transcurso de los 200 años de vida y apostolado de la querida parroquia del Pueblo Viejo. Nos ha honrado la presencia de todas las personas que se han sumado a nuestra acción de gracias al Señor y a su Madre Santísima, durante estos días de alabanza y gozo en el Espíritu del Señor.
El legado sagrado que la Providencia nos ha otorgado, a través de los 200 años de historia, y sin ningún mérito de nuestra parte, es la Fe de la Iglesia, es decir, la Fe en Jesucristo.
Una gratitud especial para nuestro arzobispo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, y demás sacerdotes, seminaristas y religiosas que nos visitaron y acompañaron en las misas y la procesión extraordinaria, con la bella imagen de la Virgen Inmaculada. Nuestra gratitud se extiende también a las autoridades civiles y policiales de la provincia, a los medios de comunicación y a las demás fuerzas vivas de Concepción, que se hicieron presente durante estos días tan significativos para la comunidad parroquial. La parroquia, es la casa de Dios, en medio del barrio, nos recordaba Monseñor Jorge Lozano. En nuestro caso, la parroquia es casa de Dios, y casa de su Inmaculada Madre. María, "es causa de nuestra alegría", porque Ella, como buena mamá, está atenta a todas las necesidades de sus hijos, especialmente, al esfuerzo diario por cumplir la Voluntad de Dios. El regalo de María, es Jesucristo, Único Salvador del mundo, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna (Jn 6, 68). Así, en el centro de la historia parroquial, se encuentra siempre Jesucristo - verdadero Dios y verdadero Hombre - el origen, y motivo principal de la existencia y permanencia de toda comunidad parroquial. Suplicamos a la Inmaculada Madre de Dios y a San José, que continúen intercediendo por la histórica parroquia de Concepción, a fin de que permanezca siempre fiel a la misión de Cristo y de Su Iglesia: anunciar el Evangelio y bautizar a los hombres, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (cfr. Mt 28, 19-20). Finalmente, no puedo concluir, sin un reconocido agradecimiento a todos los miembros de la comunidad parroquial, que con sostenido amor a Dios y a la Virgen, han trabajado con responsabilidad, para hacer del año jubilar, que hoy concluye, un momento de gozo espiritual para el bien de todos.
Por P. Daniel Ríos
Cura Párroco Inmaculada Concepción