La democracia deja de ser participativa si no hay cambio de poder, es vulnerable si no hay cambio o renovación y por ende no se valida sin la Constitución que lo rige pues el límite no es la dominación política sino la alternancia de ese poder.
El poder siempre está en el pueblo, pero el pueblo no debe masificarse ni conglomerarse por peticiones o intereses que no sean la misma justicia, equidad y distribución de bienes. La variable de ajuste identificable y a disposición de todo ciudadano es el trabajo y la educación.
Cuanto más fuente genuina de trabajo haya y mayor conocimiento de la realidad y formación de la persona la dominación política no tendrá frutos, es decir que unos hombres sobre otros en el tipo de subyugación más antigua que se presente y también la más antihumana, no tendrá cabida en la sociedad.
A lo largo de la historia el hombre se ha destacado por desprenderse de toda sujeción que coarta sus posibilidades hasta caer incluso en el extremo del libertinaje. Pero siendo que en su lucha ante tremendos "’saltimbanquis de la política” lo pusieron a merced de sus intereses materiales e ideológicos en varias ocasiones a podido salir airoso de cualquier tipo de presión que el Estado le impusiera. Es más, el Estado cada vez más ejerce un control mayor sobre nosotros que "’sin poder” llegamos nosotros mismos a controlar a este.
La democracia da para todo incluso hasta el diálogo; da para toda ideología, inclusive para sostener un poder hegemónico ¿y nosotros qué?, ¿cuál es nuestro poder?, la participación del ciudadano, el trabajo, el voto, nuestras libertades, nuestros pensamientos, nuestros ideales. ¿Quién sabe?
De todas formas ante distintos poderes llámese ejecutivo, legislativo o judicial existe la dominación política pues no se ve alternancia en las democracias.
En una democracia nadie es imprescindible, todos somos necesarios, no puede haber una persona que todo lo sepa, que todo lo solucione, que todo lo contenga, pues ello significaría que el resto es incapaz. De otra forma, las herramientas legales y constitucionales no pueden ser estrategias de poder sino todo lo contrario debe construir el poder para llegar a ser, ser una nación con alternativas y posibilidades.
¿Qué le importa a un simple ciudadano?, tener trabajo, salud, educación, profesión y esparcimiento. Pero cuando ve frustrado sus intentos y la desmesurada manera de los que logran no sólo dominación política sino además alcances sin esfuerzo, sin méritos sino con un simple movimiento de papeles, ello atenta la dignidad de las personas.
La consciencia de un pueblo, no es el populismo, es un concepto que debemos entender intuitivamente y observando la realidad. Podemos afirmar diciendo que la consciencia del pueblo es el estado subjetivo de advertir algo ya sea dentro o fuera de nosotros mismos. La conciencia de un pueblo hace frente a la dominación política. Mientras esta sustenta el poder en grupos homogéneos, aquella hace valer la singularidad realizada en cada persona. Por ello todos somos capaces, todos podemos tener poder y llegar a ser. Justamente ese no es el objetivo de quienes sustentan la dominación política.
En la manifestación concreta del poder, entendido como posibilidad que tiene un individuo de hacer triunfar en el seno de un sistema social su propia voluntad en la defensa de sus intereses personales o de clase y dentro del contexto histórico cultural la Política establece relación con los otros aspectos que integran un universo de aspectos culturales. Todo depende del proyecto cultural identificado por el grupo hegemónico como el interés común y así se dan las relaciones intersubjetivas y cobran sentido: es decir, se practica la política. Pero cuando las relaciones con el prójimo tienden a ser "’dirigidas” por la Política, en tanto que programa y estrategias que postula un grupo hegemónico para la realización del proyecto cultural la dominación política aparece. Así, la Política misma se encargará de fundamentar teóricamente el orden imperante legitimando la estrategia establecida, o provocará la ruptura del sistema apartando instrumentos que den lugar práctica y moralmente a los oprimidos y excluidos del sistema para realizar un proyecto de liberación. La utopía anticipa el resultado de la alteridad cultural que se funda en el quehacer conspirador de la política dominante. Solo el pueblo unido y no el populismo pueden derribar ese muro de dominación.
(*) Pedagogo, Filósofo y Orientador Escolar en educación familiar.