–PRIMERA NOTA–
En la vida social, en el convivir, se van tejiendo lazos, que forman una trama de realidad, sobre la cual vamos expresando nuestras respuestas a las incitaciones del medio. Todos vivimos la época en que transcurre nuestra vida, cada vez más compleja. Como nunca había ocurrido en la historia, el mundo de hoy con el avance de las comunicaciones, se nos va ampliando o achicando según desde el punto que se lo vea y deteriorando muy rápido lo que podríamos llamar lo local-tradicional; nada es pétreo, nada resiste al cambio.
El departamento Albardón tiene una pequeña gran historia (1866-2016), es singular y positiva, quizás haya que hablar de varias historias, a lo largo de estos 150 años que se cumplen mañana 24 de enero, ya que algunas de ellas no podrán ser encontradas en los relatos orales.
De la historia personal de don Francisco Algañaras relatada en sus ‘Vivencias, casos, hechos, historia y costumbres de mi pueblo Albardón’ extraigo algunos datos contados con un apasionado recuerdo de tiempos idos. Los caminos son varios y los especialistas podrán ir desentrañando una historia que recoge los hechos realizados por los humanos, que se pueden ir relatando para no perder lo localmente valioso.
La pequeña experiencia recogida en la tarea artesanal de buscar episodios de la vida de don Francisco Algañaras, algunos relevantes vinculados a personajes y costumbres significativas, me dio la posibilidad de encontrar material muy valioso para poner como valor turístico en el departamento Albardón, pensando en la preparación de los festejos del 150¦ aniversario.
Hemos comprobado esta temporada que ya no hay sólo sol y playa o ir a donde hay grandes aglomeraciones urbanas organizadas para hacer turismo. Hoy por hoy sabemos que hay más gente que busca ‘conocer’ gente, por el lugar donde viven, el qué hicieron y el cómo lo hacen hoy.
Albardón lo tiene todo y espero que se conozca y se ponga en valor, ya que es un lugar que posee atractivos interesantes. Haciendo un paralelo con lo que el visitante busca en el sitio que visita, se puede decir que si el turista busca una buena cocina donde se pueda saborear la comida local, Albardón la tiene. Si desea saber cómo es la cotidianeidad, en Albardón puede recorrer sus calles y callejones, entrar a una finca, visitar una bodega, una chacra o una granja, u observar artesanías tienen de los mejores ceramistas y picapedreros. Su fe religiosa está en varios templos dignos de ser visitados por su originalidad y tradiciones. Sus casonas, donde las familias llevaron a cabo el desarrollo social del lugar, con lindas historias de sus propietarios también están al alcance, al igual que conocer las leyendas del Villicum y la explotación minera de ese lugar.
Unido a todo ello el visitante accede a una rica prehistoria e historia de Albardón, que incluye el aborigen de la conquista; el origen de su nombre; el río; sus personajes, y la rica historia de don Francisco Algañaras, conocido como ‘El Jilguero Albardonero’, que deleitó al público en más de un festival nacional de folclore y que es un ejemplo de la afición tradicionalista de los albardoneros inmortalizada en la cueca ‘Los chinos de Albardón’, de Carlos Montbrun Ocampo.
De don Francisco Algañaras, poseo una rica compilación de relatos, anécdotas e historias de Albardón, que un día me obsequió y que pretendo ir transcribiendo. Algunas de ellas están referidas a los hombres y mujeres del departamento, es decir a la vida social de una época.
Turísticamente serían muy importantes hablar también de las aguas termales de la Laja y el Salado, pero esto merece un capítulo aparte, como así también la Fiesta del Moscatel.
Lo mucho que tiene Albardón para poner en valor, como lo relataré, son atractivos que el turista busca, y si tiene conocimiento de su existencia, es seguro que lo pone en su agenda como prioridad para conocer en relato o experimentar en su visita a San Juan.
El primer tema que desarrolla don Francisco, es sobre los ‘Chinos de Albardón’, del cual él se transforma en proyector de las composiciones populares, que ha podido oírlas y cantarlas con los viejos poetas y guitarreros, para que no pasen al olvido
‘La tonada, como dato ilustrativo que yo he compartido -dice don Francisco- con improvisadores y recitadores geniales capaces de pasar horas hablando en verso, está representada por uno de ellos, don Andrés Brizuela de Astica, el recitador Carlos Capella; al gaucho ‘Picardía’ cuyo nombre era Carlos Cecilio Díaz; y en Albardón, don Luis Arroyo, de quienes afloran verdaderas joyas de la poesía popular’.
Siguiendo con las memorias de don Algañaras, nombraré algunos de los guitarreros y cantores que hicieron época e historia en Albardón: ‘Don Armando Aciar, uno de los mejores que hacía dúo en Albardón o mejor dicho en San Juan’; ‘Belindo Montaña – Francisco Algañaras Vicentela cantor guitarrista, su fuerte la interpretación a la usanza antigua’; ‘Conjunto hermanos Juan Cruz Andrada y Angel Domingo Miranda (integrantes de las Guitarras de Oro), entre otros’.
‘Finalmente transcribo dos estrofas de la cueca ‘Los Chinos de Albardón’ de Carlos Monbrun Ocampo: Por eso en el Albardón/ se vive de pura farra/ comienzan a la oración/ y hasta que las velas no ardan.// Y si alguien tiene un pesar/que aprenda a bailar la cueca,/ guitarra, pasteles, vino…/ Y para bailar las piernas/ un vino para entonar/ y siga nomás la cueca/ que con cantar y bailar/ no hay pena que se venza,/ viva San Juan’.