La Iglesia diocesana de San Juan de Cuyo cumple 175 años, por lo que queremos celebrar este aniversario con un Año Jubilar para dar gracias a Dios por todo lo que Él ha sembrado y ha hecho fructificar en esta porción del Pueblo de Dios, y por la misión apostólica encomendada en bien de todos los hijos de esta tierra.

San Juan de la Frontera fue fundada en 1562. Esta pequeña población fue puesta bajo la protección de Dios, en función a que los primeros colonizadores y las primeras familias trajeron en las alforjas de su corazón el tesoro de la fe cristiana y la confianza en María Santísima, tesoro que plantaron con más cuidado que las vides que harían famosa a la región. Así nació la Iglesia en San Juan, lo mismo que en Mendoza, San Luis, La Rioja y tantos otros sitios, fundados en fechas próximas.

Los historiadores relatan que poco antes de la fundación de Mendoza y San Juan "los mismos indios de Cuyo fueron a Santiago de Chile, a pedir al gobernador que les enviaran españoles y sacerdotes, porque querían ser cristianos". Y uno de los primeros documentos que se conservan de la historia de San Juan es una carta del Cabildo de la ciudad del año 1573, dirigida al Rey de España. Reclamaban con urgencia la presencia estable de un sacerdote de la Iglesia, pues llevaban 14 meses sin poder asistir a la Santa Misa ni escuchar la predicación de la Palabra de Dios.

Durante más de 2 siglos, la vida de la Iglesia fue fortalecida por la presencia de sacerdotes que provenían de Chile. La primera visita de un obispo fue en 1601.

En 1608 fue creada la Vicaría foránea de Cuyo, ejercida por el Cura rector de la ciudad de Mendoza. En 1776 fue creado el Virreinato del Río de la Plata, al que fueron anexadas las ciudades cuyanas. Sin embargo, la vida y la organización de la Iglesia siguieron vinculadas a Chile a través de un visitador eclesiástico con residencia en Mendoza. Recién en 1809 la Iglesia de esta región fue agregada al Obispado de Córdoba y se establecieron las Vicarías foráneas de Mendoza, San Juan y San Luis.

Luego del Tratado de Huanacache, en 1828, se solicitó a la Santa Sede la creación de un obispado en la región. La respuesta fue la designación de Fray Justo Santamaría de Oro, fraile dominico, como Vicario Apostólico. Recibió la ordenación episcopal en 1830.

El 19 de septiembre de 1834 el Papa Gregorio XVI erigió el Obispado de San Juan de Cuyo, es decir, la Iglesia diocesana para toda la región, al que se añadió el territorio de Neuquén. Fue la cuarta diócesis de Argentina y la primera en ser creada luego de la independencia nacional. Este es el motivo para celebrar nuestro Jubileo desde el 19 de septiembre de este año hasta la misma fecha de 2010. De este modo, empalma con el comienzo de los grandes bicentenarios de la historia argentina y sanjuanina.

Un siglo más tarde, en 1934, año del Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, fueron creadas las Diócesis de Mendoza y de San Luis, quedando San Juan como Iglesia metropolitana de la región. En 1961 la Iglesia de Mendoza también fue constituida como arquidiócesis. A su vez, la Diócesis de La Rioja fue designada sufragánea de la Arquidiócesis de San Juan junto con la de San Luis.

En este año, 2009, la Iglesia en Mendoza y en San Luis también celebran sus Jubileos, y nos unimos afectuosamente a su acción de gracias. Junto con ellas y con las Diócesis de San Rafael y La Rioja formamos la Región Pastoral de Cuyo.

En estos 175 años me antecedieron 9 obispos (o arzobispos) diocesanos: El primero fue Fray Justo Santa María de Oro (1834-1836), valorado prócer de la independencia; le sucedió Mons. José Manuel Eufrasio de Quiroga Sarmiento (1840-1852), tío de Domingo F. Sarmiento. Luego de 9 años de sede vacante a cargo del provisor Timoteo Maradona, fue designado Mons. Fray Nicolás Aldazor (1861-1866), franciscano, de origen riojano; seguido por Mons. Fray José Wenceslao Achával (1868-1898), otro franciscano, comenzó el Seminario diocesano de Cuyo en 1874.

La imagen del Cristo Redentor en la cordillera mendocina, testimonio de paz y fraternidad entre Chile y Argentina, tuvo como promotor a Mons. Fray Marcolino del Carmelo Benavente (1900-1910), otro obispo dominico.

No podemos olvidar al Siervo de Dios Mons. José Américo Orzali (1912-1939), el "Buen Pastor de Cuyo", primer arzobispo al constituirse San Juan en Iglesia metropolitana. Le sucedió Mons. Dr. Audino Rodríguez y Olmos (1939-1965), eximio teólogo, encargado de consolar a San Juan tras el terremoto de 1944 y Mons. Dr. Ildefonso María Sansierra (1966-1980), franciscano capuchino, participó en el Concilio Vaticano II y culminó la nueva catedral.

Finalmente, está Mons. Italo Severino Di Stéfano, otro de los artífices de la reconstrucción material y espiritual de la Iglesia en San Juan, que nos dejó como precioso legado el nuevo Seminario.