ÚLTIMA NOTA

La cuarta sección de la infantería de marina del "BIM5'', al mando del teniente de corbeta Vázquez, sigue en sus posiciones, pero no está sola. Un puñado de hombres del ejército, perteneciente a la sección de tiradores de la compañía "A'' del RI4, encabezado por el subteniente Silva, se le ha unido horas antes.

Silva, usando su iniciativa, ha resuelto quedarse a luchar con sus hermanos. Y ahora aguarda, fusil en mano, junto al resto de los que allí están, el combate final. La batalla entra a su punto culminante. En el frente (Monte Tumbledown). Se combatía encarnizadamente para mantener la línea de defensa, el enemigo había tropezado con una posición dura, de resistencia feroz, de fuego intenso.

A uno de sus soldados se le traba el fusil y al verlo en esa condición sale de su pozo de zorro, destraba el FAP, y se lo alcanza a otro soldado quien nuevamente continúa disparando, es el arma principal de la fracción para detener a los ingleses que atacan incesantemente las líneas defensoras. Es herido en su hombro izquierdo, pero sigue combatiendo. Una y otra vez los han rechazado, una y otra vez vuelven.

Al quedarse sin municiones, ve unos de sus soldados ya sin vida a su lado. Toma su fusil y sigue disparando hasta agotar las municiones. Silva abandona nuevamente su posición y va en ayuda de un herido y lo traslada sobre sus hombros a otra posición más segura, unos treinta metros detrás.

Con el fusil en las manos dispara y avanza a la línea de fuego, mientras grita, da órdenes, infundiendo valor a sus hombres.
Regresa al frente, sigue disparando y gritando para conducir a algún hombre que aún quedaba. Los ingleses intentaron una y otra vez romper la defensa desde la tarde del 13 y hasta la mañana del 14 de junio de 1982.

El heroísmo manifiesto de la resistencia ante la embestida invasora hizo que los británicos se replegaran más de una vez. Allí estaba Oscar Augusto Silva, Su voz firme y viril desgarraba su garganta al bramar: "...vamos soldados de hierro... ¡Viva la patria! "La lucha era terrible, el fuego contra el fuego, el sol despuntaba en el horizonte cuando su fracción es sobrepasada por la masa de las fuerzas enemigas.

Al ver que eran sobrepasados, tomó su fusil y colocó la bayoneta, ya se había quedado sin municiones, y con fusil armado a la bayoneta emprendió su último combate cuerpo a cuerpo. Al amanecer pasan a identificar los muertos y ven al soldado muerto que está sosteniendo firmemente el fusil sin poder sacárselo.

El Subteniente Oscar Augusto Silva tiene el privilegio de los héroes, el haber sido sepultado con el fusil en sus manos.
Conscripto Clase 62, José Alberto Páez, Batallón de Infantería Nº4, Conscripto Clase 62, Sergio Ordoñez Batallón de Infantería N¦4 Quienes una vez terminada la guerra no pudieron con sus miedos y decidieron no seguir con nosotros.

(*) Batallón de Infantería de Marina Nº 4.